Te entiendo a la perfección, porque me ha pasado un millón de veces. Incluso en el metro, cuando te sientas y los que tienes a los lados están todo el rato moviéndose para separarte de ti, te miran como si no tuvieras derecho a sentarte… La gordura nos amarga la vida.
Muchísimo ánimo, NO ESTÁS SOLA.
Yo ahora estoy tratando de aprender a aceptarme a mi misma después de 36 años odiándome por ser gorda. No lo he conseguido, pero he hecho avances…
Lo dicho, NO ESTÁS SOLA.