A mis 30 nunca me he sentido de la mierda de pueblo dónde nací, básicamente porqué todo el mundo se cree capaz de meterse contigo si no eres como ellos – e incluso si lo eres.
El caso es que en un velatorio, la semana pasada, la señora del colmado -al que no voy desde hace años, harta del marujeo extremo que hay ahí- me felicitó por mi embarazo y por estar «tan radiante».
El caso es que no estoy embarazada ni tengo intención de estarlo, cosa que le he dicho, añadiendo que sé que me sobran kilos y a ella no le incumbe mi aspecto.
¡¡¡Me ha compadecido por los kilos que me sobran!!! a ver, me sobra peso, pero ¿y qué? luego, para ponerle el toque de gracia a la señora entrometida, le dije que gracias por lo de que estaba radiante, que eso quería decir que el exceso de peso me favorece y que se metiera en sus cosas -y hasta luego lucas.
Mi madre, que compra habitualmente ahí, me ha dicho que la señora tenía muchos «remordimientos» por su comentario hacia mí.
La verdad es que si se hubiera metido sus opiniones por dónde las quieren, tendría la conciencia más tranquila. Por mí, se incomode y se repatee hasta la saciedad, lo siento. No tenemos derecho a juzgar a nadie por su aspecto. Cada un@ está como quiere y mayoritariamente como puede. Si médicamente se está sano y no nos limita vivir como queremos, que el resto del personal que tenga ‘problemas con ello’se vaya al cuerno. Nos tenemos que gustar y querer a nosotrxs primero y luego a quien nos dé la gana.