Empecé la semana con el cierre por quiebra de mi empresa, pues no hemos podido superar los estragos de la pandemia. Tres días más tarde mi mejor amiga de la infancia, que está en otra comunidad, falleció de cáncer. Y me he roto, me he roto por dentro. No tengo ganas de nada. Siento miedo, dolor, soledad, fracaso, incertidumbre…
Es como si me hubiera roto por dentro, y ahí entra mi chico (spoiler: quizá debería llamarlo «ex»). No he sentido todo el cariño y apoyo que esperaba de él. Siempre ha sido bastante egoísta pero en una situación como esta no esperaba que siguiera con sus rutinas como si nada: llamadita por la noche, algún wsp, y arreando hasta que nos viéramos el finde. Como todavía no vivíamos juntos (estábamos hablando de ello), nos vamos turnando para vernos yendo a la casa del otro. Pues bien, este me tocaba ir a mí a su casa y en su cabeza ni se había planteado que viniera esta vez él porque «me tocaba». Cuando le dije que no me encontraba bien para ir hasta allí (llevo dos días con sus noches con diarrea, ansiedad y vómitos), se molestó y ya. No propuso él venir a verme pese a que le había dicho cuánto necesitaba un abrazo suyo. Esa noche nuestra conversación por tlf acabó mal.
Al día siguiente, pensé que tendría que ser más explícita con él, decirle cómo me sentía y lo que necesitaba. Yo esperaba que así me llamara y dijera: «joder, no había caído. Voy». Pues su reacción me ha dejado tan noqueada que no sé qué pensar. No me llamó, no vino a casa. Se limitó a decirme que estaba harto de ser siempre el malo (no lo acusé de nada) y que no podía pretender que dejara toda su vida para hacerme feliz (jamás he hecho nada semejante. Soy muy independiente, de hecho), que no todo gira en torno a mí. Le envié un audio dolida diciéndole que estaba siendo injusto y reduccionista.
¿Su respuesta? Que si tan injusto lo considero, que ya sé lo que tengo que hacer y que «pasará lo que tenga que pasar entre nosotros». No le respondí. Han transcurrido 24 horas desde entonces y no he sabido nada de él, aunque en su foto de whatsApp sigue teniendo una foto nuestra. ¿Vosotras comprendéis algo? ¿Es un capullo o hay algo que yo no estoy viendo? Porque hasta la semana pasada todo estaba bien: hablábamos de vivir en septiembre juntos, de tener hijos, y no puedo creerme que me trate así cuando más lo necesito. Tampoco entiendo por qué no rompe él, por qué no cambia la foto, por qué actúa así y que espera que haga.
Mi corazón me dice que lo mande bien lejos, pero no puedo creerme que una relación pueda terminarse de este modo tan extraño, absurdo y doloroso. Que dos años de amor con tantos planes desaparezcan como el humo en tres días y más ahora.