¿¡PUEDE EXISTIR EN ESTA NUESTRA ESPAÑITA QUERIDA UN SER HUMANO MÁS PRINGADO QUE YO?!
Sinceramente, creo que no.
Llevo dos (2) años, enteros, sus 24 meses, día tras día, colada por mi mejor amigo de la universidad, me gusta(ba) tanto que me agobiaba, o sea, es que lo miraba y se me EXPLOTABA el corazón, encima el muy asqueroso me seguía el rollo TODO el rato. Se quedaba a dormir en mi cama, se embobaba mirándome y me susurraba ‘qué guapa eres jodía’; salíamos por la calle (pre-covid), me daba la mano y me dice ‘que todos me envidien’; nos pasábamos el día haciendo cosas de novio SIN SER NOVIOS.
Y vosotras me diréis en dos (2) años NO SE TE HABÍA OCURRIDO LA POSIBILIDAD DE QUE FUERA MARICÓN?! Pues mirad, NO. Pero no un no, en plan no, no en plan NO. Mayúsculas, con punto y en negrita, hetero 200% a mi parecer. ¿Y por qué no te lanzaste? Pues porque soy imbécil y tenía miedo a perderle.
EL CASO, es que aquí mi colega y yo, llevamos sin vernos desde verano por la pandemia, se ha tenido que volver a casa e sus padres al pueblo y me llamó antes de ayer llorando a moco tendido porque me tenía que contar una cosa y no sabía cómo, que no se lo podía aguantar más, que se lo llevaba guardando mucho tiempo, que el silencio lo estaba matando… Efectivamente, yo tenía clarísimo que se me iba a declarar.
Pues no, el drama era que era gay, que tenía un novio cubano Y QUE SE TENÍA QUE CASAR CON ÉL PORQUE SI NO LO DEPORTABAN.
¿Mi cara? Para exponerla en el Prado como poco.
¿Gay? ¿Novio? ¿Boda? ¿Eh?
Lo sabía desde siempre, pero no se atrevía a salir del armario, necesitaba un testigo porque se niega a que lo sepan en su pueblo y nada, aquí estoy, mirándome en Asos un vestido mono para ser la testigo de la boda de mi amor universitario.
¿Vuestro martes qué tal?