Te entiendo perfectamente. A mí me pasó algo parecido…
Todo el embarazo y primer año de vida de mi hijo tuve que soportar comentarios muy odiosos y dañinos, sin que mi marido dijera ni media palabra. Ni siquiera cuando yo se lo pedía in situ. Además nosotros teníamos el agravante de que ellos debían cuidar al bebé por las tardes, solos y en mi propia casa (todo revuelto y cotilleado, comentarios sobre la cena que le dejaba preparada al bebé, llamadas a su hija para comentarlo…)
Esta situación deterioró nuestra relación de pareja: discusiones constantes, peleas, falta de comunicación… no nos veíamos en todo el día y cuando lo hacíamos era como si el otro no estuviera.
Le pedí que se fuera de casa. No hablaba con él más que para ver cómo estaba el niño cuando lo recogía. Duró unos 3 meses.
Después, poco a poco, volvió a entrar en mi vida.
El niño ahora tiene ya tres años.
Mi suegra sigue igual que siempre, pero soy yo la que he cambiado y he decidido que sus comentarios sólo sirven para reírme con mi familia cuando se lo cuento. Además el tema hormonas y sueño también se ha estabilizado, y hace que todo te lo tomes de otra manera.
Nosotros, como pareja, ahora estamos bien (él tampoco ha cambiado, no se enfrentará a su madre nunca, pero sé que sabe que su familia somos el niño y yo)
Con todo este rollo sólo quería contarte mi experiencia con lo mismo que estás viviendo tú.
Todo lleva un proceso. En él vas tomando decisiones. Yo decidí aceptarlos como son y que no me afectara (demasiado), porque el resto sí me compensa.
Ánimo con todo, que se pasa muy muy mal, pero se sale!