Ya han pasado 3 meses y 8 días desde mi vuelta.
Cerré mi Erasmus con broche de oro, a quien queremos engañar. Maromo africano, 24 años,con unos labios carnosos de ensueño.
Y estaréis pensando, ¿Dónde está el problema?
Pues aquí va, y a mi parecer escapa un poco de la normalidad:
Llegué a mi ciudad Erasmus siendo una pequeña inocente que sólo había tenido relaciones con quien hasta hacía 6 meses había sido su novio. Pero ahí me encontraba, a la espera del mejor año de mi vida sin saber lo que estaba por venir.
Recuerdo las primeras noches cuando hablaba con mi compañera de cuarto, la cual es ahora una de mis mejores amigas, y le decía que dudaba de mi capacidad de poder tener sexo con alguien en los próximos 10 meses. A fin de cuentas era medio virgen.
Para mi sorpresa, gusté más de lo que nunca he llegado a imaginar. Así es como primero cayó uno, luego dos… y suma y sigue. Hasta que acabo tirándome a X tíos diferentes, de países diferentes, con cada cual una historia diferente.
Total, me vuelvo a casa con 1 caso de fimosis, 1 medio infidelidad y 1 rollo amorso con un local que hoy en día sigue manteniendo con fuego sus cenizas, 1 retraso en mi regla más larga de lo habitual con final feliz y miles de “one-night-stand” por pura gana de tener sexo.
En esos 10 maravillosos meses me pude conocer mejor que nunca,a quererme como no lo había hecho hasta entonces, aprendí a coger el toro por los cuernos y decirle a un chico:’eh, tú, me gustas.’
Y fin. Ahora vuelvo a estar en casa. Rutina, normalidad. Y con todo lo que eso conlleva, vuelve mi inseguridad. Vuelvo a no sentirme guapa, deseada, arrolladora. Vuelvo a ser la niña pequeña que era antes de marchar, aquella que se atraganta con su propia saliva cuando tiene que hablarle a un chico guapo.
Yo.. Yo que quemaba Tinder en cada país que visitaba, aquella que conseguía al buenorro de turno si me apetecía, aquella que la opinión de los demás se lo pasaba por el arco del triunfo.
A golpe de rutina, esa chica ha desaparecido y no soy capaz de hacerla volver. La echo de menos y la necesito otra vez en mi interior.
Mi ‘yo’ segura, vuelve por favor.