Es la primera vez que me dedico a escribir por aquí, pero no se me ocurre mejor lugar para desahogarme. Hace un par de semanas, como si empezara como un juego con mis amigas me apunte a una web de citas. Durante una semana todos los mensajes que me enviaban eran dignos de borrar a la primera, y los que no se borraban a la primera, había que hacerlo a la segunda. Estaba a punto de desistir cuando me habló. Un chico increíble del que he dudado que fuera real por encontrarle en esa página. Nos hemos pasado casi otra semana hablando todos los días y somos prácticamente iguales. Hacía tanto que no conocía a alguien así que hablar con él me alegraba el día. No ha dejado de deshacerse en halagos conmigo, diciéndome lo preciosa que soy, lo que le extraña haber encontrado a su «chica ideal» en una página, y las ganas que tiene de venir a mi ciudad para conocerme; ahora esta de camino por trabajo, sin saber nada de él hasta que llegue a mi ciudad porque cambia de compañía de móvil, yo esperando a que mi móvil suene y sea él, pero creyendo en mi fuero interno que lo de esta semana no ha sido más que un juego y que no volveré a saber más de él. Y si no ha sido un juego y por fin le conozco… tengo unas ganas increíbles de que eso pase, pero… me da miedo verle en persona y que se lleve una decepción. Soy muy bajita y peso más de lo que se estipula que debo pesar, la ropa disimula, pero sin ella es otro cantar, y él parece que podría ser modelo. Soy consciente mientras escribo que parecen las locuras de una chica que aunque siempre dice que se quiere tal y como está, a la primera de cambio le entran las inseguridades por quedar con un chico que apenas conoce, y aunque me repita que si le gusto le gustaré como sea y que si no no me merece perder el tiempo, cada vez que hablo con el me da por sonreír y cada vez que me dice que ya queda menos por conocernos me entra el miedo. Siento el testamento y gracias a quien haya llegado leyendo hasta aquí.
-H