Me marcho por ti, porque tu forma de pensar no te permite admitir lo evidente, que esto lleva roto más tiempo del que queremos asumir y que, por más que intentes retenerme, mi mente voló hace tiempo lejos de la tuya.

Me voy para permitirte seguir adelante, para liberarte y dejar libre así el espacio que ahora ocupo y que puedas ser feliz, porque mereces algo más. Mereces algo más que mi malestar constante, mis reproches continuos, mi falta de ganas de seguir adelante, mi insatisfacción. Al irme te abriré la ventana a encontrar a alguien que aprecie tus gestos de amor, que se entusiasme al mudarse contigo al hogar que llevas construyendo años, que disfrute contigo de tu familia y tus amigos, que yo no sé apreciar.

Huyo porque yo también me lo merezco, tengo derecho a creer que existe algo más, que el amor es algo más. Que hay alguien en algún lugar esperándome que me colmará, me llenará y con el que no existirán dudas.

Que me tendrá ganas siempre. Cuando juguetona, me pasee en ropa interior a su alrededor intentando despertar su interés, como antes lo hice contigo, sin respuesta alguna. Que me quiera oler la nuca un ratito todas las noches, comerme el cuello a besos, hacerme reír hasta que me haga pis, llevarme al fin de mundo para traerme de vuelta más enamorada de lo que partí.

No puedo, no quiero conformarme, no podemos conformarnos. Por eso me retiro, porque sé que a pesar de que aún no lo puedes ver, el amor se esconde en un lugar que debemos buscar el uno sin el otro.