Buenas noches, escribo porque hoy me ha pasado algo en el trabajo que me ha hecho bastante gracia y necesitaba compartirlo.
Soy auxiliar del SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio) y como os podéis imaginar por el nombre nosotras, en lugar de atender a la persona en un centro vamos a su casa para facilitarles un poquito el día a día.
En uno de los servicios de hoy estaba hablando con la usuaria mientras me ponía la bata y los guantes sobre el calor que había hecho la anterior noche y que ella penas había logrado dormir. Yo, le comenté que me había despertado sudando porque una de mis gatas se había subido a mi espalda.
A esto me respondió que no debía dejarla hacer eso, porque a mi novio no le gustaría que durmiera allí y que él y mis hijos(cuando los tuviera) deberían ser lo primero y tendría que deshacerme de mi bolita de pelo.
Como es evidente me lo tomé a broma y le dije que mis gatitas eran como hijas mías y que ellas han llegado mucho antes que ningún hombre. Así que en todo caso si a él le molesta debería marcharse el susodicho.
Bueno, ante eso, la buena mujer me ha mirado con la seriedad y la decepción de quién ha visto como le prendes fuego a un hospital para decirme, y cito textualmente «Entonces tú no quieres a tu novio, porque si le quisieras no pondrías a un animal delante suya. Por encima de mi marido no hay nadie, ni mis hijos. Pero ya cambiarás de opinión cuando tengas hijos».
Ante eso, y sentándome para tomarle la glucémia antes de hacerle una cura le he dicho que hay muchos tipos de familia, y que yo, hoy por hoy no quería pasar por un parto y que me gusta mi vida sin hijos pero sí con gatos.
Y… Ahora sí horrorizada me ha dicho «Entonces tú no quieres a nadie, porque no puedes comparar el amor de un hijo, de tu sangre con un animal. Pero claro, la juventud ahora es así, no se tiene respeto por nada. Mis propias hijas se han casado embarazadas, no se dieron a respetar».
Con la paciencia que la profesión merece y que me debí sacar de algún lado sonreí para después explicarle que todo avanza, evoluciona y afortunadamente cambia. Por supuesto esto derivó en un «Es que antes nadie robaba, las mujeres se respetaban a sí mismas y todo el mundo tenía más respeto». Sí corazón mío, y antes de cortaban la mano si robabas una manzana porque no tenías nada.
Bueno, para aclarar la señora tiene ochenta años y cognitivamente está de lujo. Así que todo eso es por obra y milagro suyo.
Así que chicas, ya sabéis. Si queremos más a nuestros compañeros peludos o no queremos hijos somos unos seres que no queremos a nadie y que tampoco nos damos a respetar. Lástima, iré al Infierno de cabeza pero al menos rodeada del amor más sincero, puro y desinteresado que hay, el de un bichito peludo. El de la familia que yo he escogido.