Hace algún tiempo la mujer del mejor amigo de mi novio me invitó a un vermut con sus amigas para integrarme, por decirlo de alguna manera, en el grupo.
Me parecieron todas bastante majas y un grupo de mujeres con el que se puede hablar de prácticamente todo, y digo prácticamente, porque fue así hasta que llegamos al tema del SEXO.
No sé qué nos pasa a las mujeres heterosexuales con el sexo, pero fue empezar a hablar del tema y comencé a alucinar pepinillos cuando salieron temas como: “yo en 4 años de relación habré tenido 10 orgasmos con mi pareja como mucho”, “a veces no me apetece follar y hago el esfuerzo de chupársela para que me deje tranquila”. WHAT?
Total, que llega mi turno, y me piden opinión sobre el tema, y resulta que se echan las manos a la cabeza cuando les digo que el sexo con mi pareja no se acaba hasta que los dos nos hemos corrido, y que cuando no me apetece follar ni se folla, ni hay sexo oral, ni mierdas. Que si no me apetece quiero que me respeten igual que lo hago yo en el caso contrario.
Al final de la conversación y en posteriores quedadas he quedado como la “folladora” del grupo (y además de manera un poco despectiva) y me da lástima porque no entiendo que se normalicen los polvos sin orgasmos, las mamadas gratis para evitar conflictos y otras tantas mierdas que la sociedad nos ha metido en la cabeza, y que muchos hombres consideran como beneficiosas.
Escribo sobre esto, que me pasó hace ya casi un año, por el debate que ha generado la peli de Netflix 365. Aún no la he visto, pero lo que he escuchado acerca de ella es “canelita en rama”.
Acabemos con esto ya!