Desde bien pequeña siempre he sido muy fantasiosa en la mayoría de aspectos de mi vida, y el amor no iba a ser una excepción.
Me encantaban las historias de amor y romances con finales felices, primero empecé con Disney y de más mayor con obras como Crepúsculo, Oscuros, After…
Ya sabéis, chica conoce chico, chica le gusta chico, chico le gusta chica, se enamoran, algunos inconvenientes y al final todos felices.
Pues este drama empieza como toda historia que conocemos… coged palomitas y disfrutad.
Era finales de Agosto, el verano estaba acabando y yo tenía 17 años, apenas tenía amigos y no conocía lo que era salir de fiesta (era muy casera y un poco antisocial), por lo que me juntaba mucho con mi mejor amiga en su casa y hacíamos sesiones interminables de películas, fotos y merendolas. Mi amiga era más sociable y extrovertida que yo, por lo que tenia más amistades con las que se relacionaba y a mi poco a poco me iba presentando. Tengo que destacar que en ese entonces nuestro ambiente era muy basado en el heavy metal, rock, post hardcore… ya os podéis imaginar las pintas y el tipo de amistades de las que os hablo. “Emo se nace, no se hace”.
Llegó una noche en la que estábamos las dos en su habitación, cada una a lo suyo como de costumbre, y de repente me confesó que había conocido a un chico por internet del cual estaba enamoradísima. Ella tenía muchísima más experiencia que yo en ese aspecto, salía con bastantes chicos y se movía mucho por internet, por lo que me animó a que yo intentara hacer lo mismo. Al menos intentar conocer gente.
La cosa, que esa famosa página de internet no era ni más ni menos que nuestro queridísimo Badoo, (sí… Badoo ) y a mí, la verdad, es que me creaba curiosidad el descubrir qué ofrecía y cedi a ello, nunca lo había hecho antes ni me había metido en algo parecido. Lo mantuve durante una semana y no conocí a nadie que me llamara la atención lo suficiente, hasta que una noche hice lo que hoy en día se conoce como “match” en Tinder con un chico.
Este chico era muy de mi rollo, la estética que llevaba me gustaba mucho: piercings, tatuajes, dilataciones… y vi que teníamos muchos gustos musicales y cinéfilos en común, por lo que como era de esperar, empezamos a hablar. Me habló él primero.
Empezamos hablando un poco cada día y pasamos a hablar a todas horas, incluso mediante llamada hasta las tantas de la madrugada. En todo ese tiempo yo me pillé muchísimo de él, era guitarrista de un grupo, era muy inteligente, educado y había mucha química. Nos llevábamos cinco años de diferencia y eso me atraía muchísimo más, nunca me habían gustado los chicos de mi edad. Y bueno, pues tanta charla, al final llegó el día esperado, el día en que decidimos quedar y conocernos en persona, estaba super nerviosa ese día.
Ya la primera impresión fue buena por parte de los dos, se nos notó que había atracción. Pasamos la tarde juntos de charlas y risas, y volvimos a casa. Me envió un mensaje diciéndome que se lo había pasado muy bien, que le había gustado mucho y que quería que nos volviéramos a ver. Como os podéis imaginar, yo estaba CHILLANDO en mis adentros. No me lo podía creer, al chico que me gustaba, le gustaba yo también y quería verme de nuevo! Yo ya me veía casados y con un perro llamado Tobi.
Quedamos la segunda vez e igual, fenomenal. Ella enamoradísima, encantada, LIVING, en una nube, viviendo su historia de amor de libro. Abrazándonos, acariciándonos y aún no nos habíamos dado el primer beso, por lo que para mí era muchísimo más especial, estaba esperando “el momento”. Hasta que la tercera vez que quedamos, ya fue diferente, ahí me llevé mi primera hostia. Quedamos una tarde y él ya se mostraba distante y frío conmigo, ese día me dijo que iba a volver con su ex.
Claro, a mí eso me sentó como una patada en el estómago, mi primer amor, del que estaba pillada hasta los huesos… Se me vino el mundo encima, por lo que decidí alejarme y no saber nada de él.
Pasaron los meses, yo seguía mi vida, pero seguía dolida y empecé a salir con mis amigos por la noche, por lo que, por casualidades de la vida, una de esas noches coincidí con él de nuevo con su ex en un concierto. Hacía meses que no sabía de mí, se acercó a saludarme y me la presentó. Intenté ser educada y escapé lo ante posible de esa situación. No me podía creer la indiferencia y la naturalidad de como si no hubiera pasado nada con la que actuó.
Pasaron semanas y él me empezó a hablar de nuevo, entendí que a pesar de lo que pasó, quería seguir manteniendo el contacto conmigo por cariño, yo no podía controlar mis sentimientos y cedí. Al principio eran conversaciones normales de unos minutos, pero poco a poco se fue convirtiendo de nuevo en conversaciones a todas horas y videollamadas hasta las tantas de la madrugada mientras él tocaba la guitarra. Llegó el día en el que cortaron de nuevo, que para variar me comí yo todo su drama (era un poco intensito), a los pocos días, como era de esperar, volvió a intentarlo conmigo. Y lerda de mí, volví a caer como una mosca.
Entonces empezó a compararme muchísimo con su ex y criticar muchísimo mi físico, que si su ex tiene el cuerpo así, que si hacia esto, lo otro, que si eres una inmadura, ( y yo como: pues, hijo… tú tienes unas entradas que ni una pista de aterrizaje y no te digo nada) que si vístete más femenina, que si no te pintes los labios rojos que pareces un payaso… y un largo etcétera, etcétera, etcétera. Claro, yo al principio pensaba que me lo decía por bien, pero ¿qué coño?
Total, que corté por lo sano y le dije que no veía futuro en lo que fuera que tuviéramos, entonces volvimos a dejar de hablar. Segunda hostia.
Pasaron los meses, yo empecé a salir con un chico y todo iba bien hasta que una noche volvimos a coincidir en otro concierto, pero es que además no es que coincidimos solo en el concierto, es que nos fuimos en el coche de un amigo que teníamos en común a cenar por ahí, el cual no sabia nada de nuestra historia y luego estaba el chico con el que yo estaba, que tampoco lo sabía, entonces tuvimos que actuar como si nada. Imaginaos la situación lo incómoda que era. Todo eran miraditas y sonrisitas pero seguía dolida por todo. Hasta que cuando nos sentamos a cenar, hubo un momento que nos quedamos solos y no tuvimos otra más que hablar las cosas. Se disculpó por todo, se le veía arrepentido de verdad y quedamos como amigos, de nuevo. A los pocos meses corté con el chico por razones ajenas a esto.
Pasaron como dos años, de temporadas te hago caso, temporadas paso de ti, temporadas me voy con una, temporadas me voy con otro, pero menos o más, manteníamos el contacto.
Al igual que él se iba haciendo mayor y “más maduro”, yo también lo hacía, ya no era la niñita inofensiva e ignorante de hace unos años, ya era toda una mujer DIVA, HERMOSA, DECIDIDA, FUERTE, EMPODERADA Y PUTÓN que no se dejaba pisotear por nadie. Por lo que los roles cambiaron y al parecer a él le atraía más. Llegó un momento en el que yo volví a sentir la ilusión, pero él estaba con una chica la cual parecía saber nuestra historia, entonces sabiéndolo, hizo todo lo posible para que estuviéramos mal y que yo no se lo “quitara”, metiéndose entre los dos, diciéndonos cosas que habíamos dicho del otro que eran mentira, siempre que coincidíamos cogiéndose a él como si fuera una lapa… Cuando yo, estando él con alguien, ni se me pasaba por la cabeza hacer nada, pero ella parecía que no pensaba lo mismo.
Por lo que mientras estuviera con ella, para no causar más “problemas” decidí que no nos veríamos mucho. Ella indignada. Tercera hostia.
Fue un poco penoso, sinceramente. Todo para que al final fuera ella quien le pusiera los cuernos y cortara. Pero esto es otra historia HAHAHA.
Total, que, entre los altibajos habituales, al fin llegó nuestro momento. El momento 3 PUTOS AÑOS DESPUÉS. “Aplausos”
Parecíamos estar los dos a la misma altura, en el mismo camino y con las mismas intenciones, por lo que lo llevamos a cabo. Llegó la noche esperada, estuvimos de copas y me acompañó a casa. Llegó el momento de la despedida en mi portal a las tantas de la madrugada, me empujó contra la pared, puso su mano suavemente en mi barbilla, acercó su cara a la mía, miraba constantemente mis labios, cada vez se acercaba más, yo cerré mis ojos ansiando lo que estaba a punto de pasar y…. TÍAS, COMO SI BESARA UN MANIQUÍ. MÁS SECO QUE LA SUELA DE UN ZAPATO. Yo que me esperaba mi beso apasionado, como en las películas y los libros, de esos que te dejan sin respiración y te meten la lengua hasta tocarte la campanilla, pero no. Pensé que igual era por ser el primero, que igual si continuaba se animaría más… No, mi ciela, no. Qué decepción.
Entonces me sonrió, le miré y le dije “Oye, creo que mejor como amigos”, se mostró un poco sorprendido y me preguntó si estaba segura, le dije que sí. Todo indignado dio media vuelta, se fue y con él se llevo el beso, mi decepción y mi enamoramiento. 3×1
Se me fue todo, el encanto, la atracción… todo.
Menudo giro inesperado de los acontecimientos, eh? Hahahaha
Actualmente ya han pasado 5 años de ello y he tenido noticias del chico, se ha quedado calvo.
Aquí tenéis mi historia, de película ha sido, desde luego. Espero que la hayáis disfrutado leyendo tanto como yo escribiendo.
Un beso muy grande!