Hola chic@s! Hace un tiempo que leo el blog y gracias a ello me he dado cuenta de que sí, estuve en una relación tóxica.
Tengo 18 años y tuve mi primer novio a los 17. Lo conocí por una red social. Estuvimos hablando un tiempo y decidimos quedar a las dos semanas o así. Él era un año mayor que yo, creo recordar.
Cuando lo vi por primera vez, flipé. Era monísimo. Tenía un rollazo impresionante y me quedé muerta. Tatuajes, piercing en la lengua, sonrisa de 10… Un portento.
Estuvimos hablando toda la cita y me pareció un chico majísimo, y la conversación fluía todo el tiempo. Tras un buen rato de cháchara, nos besamos. No era mi primer beso pero, a regañadientes, sí uno de los mejores que me han dado nunca.
Hasta ahí bien, supongo. En ese momento ya empecé yo a hacerme ilusiones y madre mía, me estaban quedando dignas de Óscar.
Quedamos más veces y a partir de la tercera cita, más o menos, empezó a insinuarme que quería «algo más» conmigo. Yo tenía clarísimo que no iba a acostarme con él hasta que yo no me sintiera preparada, porque soy de esas personas que piensan que una primera vez no se hace con cualquiera.
El caso es que, ahora recordando, me doy cuenta de que toda nuestra «»»relación»»» giraba en torno a «tú no quieres acostarte conmigo así que me voy a enfadar hasta que accedas a hacerme algo». Claro, yo me sentía jodidamente culpable todo el tiempo,porque pensaba que era una rarita por no querer hacer algo con él.
Al final, y una vez en su coche, me sentía tan «culpable» porque lo tenía a dos velas, que accedí a practicarle una especie de sexo oral (digo «especie» porque fue una jodida chapuza) y cuando llegué a mi casa me sentí sucia y a día de hoy me arrepiento muchísimo. Cada vez que me acuerdo me entra un asco que me recorre todo el cuerpo.
El caso es que como me sentí tan mal, cada vez que él me decía de repetir yo me negaba, y pensaba bueno, más adelante, total, si está enamorado de mí, esperará.
Una mierda, claro.
Al mes y medio y me dijo que queríamos cosas diferentes y que lo sentía mucho pero que se iba. Yo me pegué toda la noche llorando al teléfono con mi padre y hasta un mes después o así no logré recuperarme.
Afortunadamente, hay una moraleja detrás de todo esto. A partir de hoy, no voy a hacer absolutamente NADA que no quiera hacer, y al que no le guste, ¡aire!
Siento el tochaco, pero ahora mismo me siento mucho mejor, jejejeje.