Salir a correr

Inicio Foros Querido Diario Relatos Salir a correr

  • Autor
    Entradas
  • Diario de una adultera por Afrodita Zurita on #149980

    Repetí con Dani, si lo hice. En los vestuarios del polideportivo, en el baño, en su casa, en varios hoteles, en su coche, en mi coche… Sucumbo con facilidad a los vicios que me producen placer, como el café, sin el que no puedo dar un paso por las mañanas, al baño relajante de los jueves, a la lectura de un buen libro, a veces no puedo parar hasta que lo acabo, sucumbí al tabaco una temporada, pero lo dejé. Me gusta beber vino, me gusta comer, estoy enganchada al chocolate… y a esta larga lista de vicios tengo que añadir uno nuevo: correr.

    Quise ponerme en forma para afrontar mis maratones sexuales y las diferentes posturitas que estaba descubriendo, y por qué no, empezar una vida saludable.

    Enfundada en mis mayas negras y rosas que pensé eran demasiado llamativas para mi propósito hasta que descubrí que todos los que corren llevan algo fosforito, y que me parecían demasiado estrechas, pero ahora me hacen un culo precioso, comencé a correr, bueno comencé a caminar porque el primer día, nada más empezar, no llevaría ni tres minutos corriendo, pensé que moría por falta de oxigeno y tuve que parar, y camine otros tres minutos y volví a correr otros tres… y a los dos días, cuando las agujetas (nuevas agujetas) me dejaron volver a intentarlo, hice lo mismo pero cinco minutos corriendo, cinco caminando y al mes estaba corriendo veinte minutos seguidos.

    … Y me enganche como a tantas otras cosas, me enganche a correr, a una serie de sensaciones nuevas que nunca había experimentado, mis músculos en tensión, mis pulmones al máximo de su capacidad, mi corazón desbocado, pensar que no voy a poder a hacerlo y lograrlo. Me enganche al placer que sentía mi cuerpo y mi cerebro al terminar una carrera, sobre todo eso, mi cerebro, porque mientras corría, solo pensaba en respirar, en nada mas, no había problemas, no había trabajo, no había marido, no había amante, ni culpa, solo zancadas y respiración.

    Y de correr por el parque de al lado de mi casa de noche para que nadie me viese, pase a correr por lugares más grandes, rutas más largas y más concurridas, no os podéis ni imaginar la de gente que corre.

    Al principio no era capaz de levantar los ojos de mi camino, pero poco a poco comencé a disfrutar del paisaje y de los demás corredores. Porque bien es cierto que hay mucho aficionado en pantalón corto, pero también hay mucho profesional, muchos bomberos, aspirantes a bomberos o policías, policías, triatletas, maratonianos, monitores deportivos, hombres que se cuidan… ¿para que continuar si ya os hacéis una idea?

    Y si sales más o menos a la misma hora, te encuentras a los mismos.

    Así fue como conocí a Héctor. Yo corría y él estiraba, él calentaba y yo movía mi precioso culo torneado y envuelto en lycra cuando pasaba a su lado. El me miraba y yo no podía evitar sonreír y pasar de largo. Hasta que un día se puso a mi altura y me dijo:

    -¿Te importa si corremos juntos?

    Y mientras corríamos me contó su vida, tenía 25 años trabajaba de administrativo a media jornada y el resto del tiempo lo dedicaba a prepararse las oposiciones de bombero, su máxima aspiración. Él hablaba y yo le miraba y asentía o sonreía, si hablaba no podía respirar y estaba sin resuello.

    Cuando había corrido a su lado más que en toda mi vida paramos, yo agotada, él fresco como una lechuga y me dijo:

    -¡Ahora a estirar!

    Y yo no había estirado nunca pero me explico cómo hacerlo: “Sube la pierna, ¿sientes los gemelos?, así muy bien, ahora los abductores, así no” y cogía mi pierna, la levantaba y con sus manos me indicaba como tenía que hacerlo y acariciaba mis músculos tensos, “ves, así, ¿sientes como se estira?” Y yo solo sentía sus manos en mis muslos.

    Y así todos los días, estaba esperándome en el mismo sitio, calentábamos y corríamos juntos y luego estirábamos y yo me dejaba indicar y me dejaba acariciar y nos reíamos de mi ignorancia y levantaba mis brazos y los recorría suavemente con sus manos y se ponía detrás de mi y me enseñaba que posturas tenía que adoptar y así, detrás de mí, muy cerca sentí por primera vez la dureza de su miembro rozando mi culo y sentí sus labios en mi oreja susurrando hacia donde me tenía que mover y yo me movía buscando esa rigidez que quería dentro de mí.

    Empezamos a intercambiar fluidos corporales en forma de sudor, cada vez más cerca, cada día las caricias más largas, cada día estirábamos menos y nos acariciábamos mas, cada día su sexo más duro y más cerca de mí, hasta que un día no pudo mas:

    -Vamos a mi casa a darnos una ducha- me dijo.

    Y asi fue como yo me enganche a correr y Héctor se enganchó a mi.


    Responder
    S
    Invitado
    S on #150033

    Hola,

    Mientras te leía he visto varias faltas de ortografía, y es algo que me pone bastante nerviosa cuando leo, porque no me deja meterme en el texto. A partir de cierto punto solo he leído por encima. Por otro lado, no me siento identificada con tu protagonista porque es demasiado egocéntrica. Si fuera soltera aún lo podría medio entender, pero casada y con hijos, el hecho de no hacer ninguna mención a su relación con sus hijos ni mostrar sentimientos de ningún tipo por ellos me parece poco creíble (a no ser que el egocentrismo roce algún trastorno psicológico grave). Así que lo siento pero al menos a mí no me engancha tu relato. Mi consejo sería que exploraras un poco más la psicología de la protagonista, porque parece que no tenga sentimientos.

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 2 entradas - de la 1 a la 2 (de un total de 2)
Respuesta a: Salir a correr
Tu información: