Es que ni siquiera quiere que yo se la chupe. Mucho menos aún follar. Al principio hacía el amago, pero ya ni eso. Me dice abiertamente que nada le pone tanto como comerme el coño y se pasa el día ahí amorrado. Y que conste que lo hace guay y yo me corro una vez detrás de otra, pero echo de menos un poco el tema empalamiento.
Vamos, que echo mucho de menos que me la meta bien metida, porque a mi eso me da mucho morbo. Soy una quejica y debería estar contenta por tener un comedor de coños profesional en mi vida? o creéis que algo así puede llegar a hacer que con el tiempo me canse y necesite otra cosa?