Que visto así pues ni tan mal pensaréis. Pero cariños, cuando llevas tres meses conociendo a una persona que te pone burraca no, lo siguiente, al menos que te la meta un poquito pues no está de más hablando mal y pronto.
A este señor lo conocí en IG vaaaaale se que no es el mejor lugar para empezar una relación pero a mi favor diré que es colega de un amigo mio así que cuando empezó a hablarme consulté referencias que me dieron el visto bueno y me lancé.
Este señor es de esos tíos maduritos que te ponen sabrosona solo con llamarte por teléfono. Tiene voz de hombre que te quiere hacer el delicioso sin parar. Y ya cuando quedamos la primera vez y me dijo medio al oído que iba a comerme hasta dejarme seca pues me lo imaginé dándome candela hasta el fin de los días y no podía estar yo más extasiada con todo.
Y efectivamente el señor no mentía porque desde que nos conocemos y hemos tenido nuestros encuentros de alcoba se ha dedicado por entero a comerme, a comerme el coño. Única y exclusivamente. Él dice que es que le encanta, que es como su especie de adicción, que podría pasarse horas con la lengua ahí metida, y a mí al principio me parecía un partidazo, pero creí que jamás diría esto, ESTOY HARTA DE QUE ME LO COMA.
Yo me dispongo a hacerle sus cosas pero a él le gusta pajearse mientras me lo come, es su forma de correrse y no veáis cómo lo vive. Además es todo como muy curioso porque mientras me lo come me habla me dice cerdadas o me pide que le diga lo que siento. Es como el comedor de coños definitivo. Ya le he propuesto que hagamos algo más, que me la meta un ratito o que se la chupo si ve que tal pero él me dice que no me preocupe que me deje hacer que para eso está él en el mundo, es su objetivo de la vida, darle placer a mi parrusa hasta que se le caiga la lengua a pedazos.
Yo no sé cuánto durará esta historia, pero que voy a estar un tiempo sin querer una comida de coño, ya os lo digo ahora. ¡Qué atracón se está pegando este señor!