Para P.
La verdad es que me enamoré de él por su inteligencia, y porqué me apoyó cuando nadie lo hacía. No supe sus problemas hasta que no le dio un ataque de ansiedad al año de conocernos. Podía haberlo dejado ahí y no complicarme, pero decidí que merecía la pena intentarlo.
Es muy afectuoso y cariñoso, le gusta darme abrazos y besos sea en público o en casa. Y desde luego no tengo problema ninguno con el sexo. Somos como el resto de las parejas, a veces va mejor y otras peor. Pero no tengo queja.
Por cierto, dejó de ir a terapia antes de la pandemia. La terapeuta «ayudó» a buscar ese equilibrio que tenemos. Hasta el punto de que si algún día yo hago sus cosas el puede soportarlo. Y así vamos… Poco a poco. La terapeuta nos dijo que podía «dejar» de ir, para que intentara sentirse independiente y probáramos si podía manejar las adversidades del día a día. De momento no ha tenido ningún ataque de ansiedad desde el principio de la pandemia. Pero si veo algo raro siempre tengo de mano a la psicóloga que me dice que hacer. De momento sólo habla con nosotros para preguntar cómo nos va.