Esto NO ES UN FOLLODRAMA. No follamos más bien lloré y no le di una patada voladora a ese señor por poco.
El señor en cuestión era un compañero de mi autoescuela. Es cutrillo lo sé pero me había pasado muchos meses en dique seco y el chaval me metía ficha tras ficha. Así que un día después de marcarnos algo así como 1000 test de examen le pregunté directamente si quería venirse a mi piso a tomar algo. Y quien decía algo pues podía referirse a comerme un rato el coño si eso.
El chico muchas luces no tenía. Se había presentado ya 5 veces al teórico de la autoescuela y se pasaba las clases quitándose paluegos de entre los dientes. Todavía me pregunto por qué lo invité, lo que hace la sequía…… Pero bueno que el chaval se vino conmigo feliz porque muy espabilado no era pero se ve que entendía lo que significaba aquella invitación. Me puse en situación y según entramos por la puerta del piso me puse a comerle la boca.
Nos pusimos al tema en mi habitación. A su favor diré que dentro de las pocas cualidades que se le veían, lo de encenderme se le estaba dando realmente bien. Me bajo el pantalón y dejo mi parrusa al aire esperando que él se ponga manos a la obra. Entonces se queda congelado. Le pregunto si todo va bien y sin dudarlo me cuenta que pensaba que solo nos íbamos a enrollar (con besos) y que nunca había visto un coño en su vida.
19 años el muchacho, yo con el coño rasuradísimo a la vista y él mirándolo como si aquello fuese el quinto elemento perdido de la humanidad.
Pero como yo ya iba caliente como una perra le cojo una mano y le digo que me acaricie aquí y allá y que si eso después nos ponemos con el tema dos y que ya le enseñaré a hacerlo con la boquita. Me empieza a tocar y yo le voy explicando lo que hay. El tío claramente había faltado a sus clases de anatomía porque incluso se sorprendió cuando pudo distinguir tres orificios en mis bajos. Lo que hay que aguantar por un orgasmo…..
Empieza a soltarse y lo dejo a su aire mientras me concentro. Iba la cosa bien, jugaba bien con sus dedos hasta que….. ¡VIRGEN SANTÍSIMA! ¡Qué dolor más grande! Siento un pellizco en todo el clítoris, como si una avispa con un aguijón enorme me hubiera picado en todo el asunto. Pegué un grito que lo dejé otra vez congelado y mientras me llevaba las manos al coño le pregunté qué mierdas había hecho.
El niño envalentonado por el supuesto éxito que estaba teniendo aquella tarde, había decidido experimentar y se le había dado por pellizcar justo justo esa zona para ver reacción. ¿La reacción? Que no le di una patada en los huevos por muy poco. Pero por descontado lo largué del piso y le dije que iba a ir a pellizcarle el clítoris a su madre que no tenía culpa.
Tuve la zona en cuarentena varios días. Y aun a día de hoy el succionador no puedo ni acercármelo. ¡Maldito seas rey de los paluegos!