Alza la copa y con un movimiento delicado pero decidido sorbe un poco del exquisito vino que yo he recomendado que tomáramos. Una gota escurre por la comisura de su labio y yo no puedo evitar estremecerme a la vez que me muerdo el labio para evitar lanzarme sobre ella y probar esas dos maravillas juntas. Es consciente del efecto que esa simple tontería ha causado en mi y aunque sonrojada me mira con una sonrisa pícara, apura la copa y me dice:
-¿Nos vamos?
Así que acabo mi copa de un trago y me levanto. Sin duda el último trago me sabe a poco después de haber imaginado como debe saber en sus labios.
Pido la cuenta y sin que ella se entere le pido al camarero que me ponga para llevar una botella de ese vino tan rico y sensual que hemos bebido durante la cena.
El viaje a casa en el taxi lo hacemos en silencio, un silencio cargado de excitación y lujuria. Las dos nos miramos y rozamos nuestras pieles de vez en cuando, como si fuéramos unas chiquillas jugando a quemarse con fuego.
En el ascensor, estoy tan excitada que decido tomar la iniciativa. Pegó su cuerpo contra el cristal la agarró con firmeza del cuello y la besó intensa y profundamente hasta que ella emite un pequeño jadeo. Esta tan excitada como yo y eso me calienta aún más.
Ya en casa saco la botella de vino y ella me mira como si estuviera loca.
-No es para beberla ahora tranquila, al menos no en una copa.
Al tiempo que se lo digo vuelvo a besarla apasionadamente y las dos nos caemos en la cama. Nos besamos con prisa, con ansia,pura lujuria. Con una mano mojó sus labios con vino y los beso saboreando cada gota como si fuera la última. Mojo una vez más mi dedo y le invito a chuparlo también. Parece que le gusta así que le hago tumbarse y gota a gota vierto un poco de vino sobre su piel. Primero unas gotas sobre el cuello, en sus pechos y un poco sobre el vientre. El contraste entre el frío del vino y el calor de su piel le hace estremecerse y noto como sus pezones se ponen duros.
Estoy muy caliente, pero quiero que esta noche sea especial así que lamo muy lentamente todo el vino de su piel. Empiezo en el abdomen y voy subiendo hasta su cuello. Dejo sus pechos para el final porque tengo intención de deleitarme con ellos. Ella está con los ojos cerrados, una mueca de placer inunda su cara.
Tiene un pecho muy bonito no muy grande, del tamaño perfecto para mi gusto, y con unos pezones pequeños rosados preciosos. Me abalanzó sobre el derecho, muerdo, chupo y saboreo. Joder que bien sabe el vino sobre su piel.
Me sigo entreteniendo con sus pechos cuando me agarra la mano y me la acerca a su bajo vientre.
Me río traviesa, pero no pienso darle lo que quiere, no hasta dentro de un rato.
Como lleva falda es muy fácil colar la mano entre sus piernas. Toco su braguita por fuera y siento su humedad, arrastro mis dedos muy suavemente por toda su extensión decido que ya la he hecho sufrir demasiado e introduzco un dedo en ella. Esta tan mojada que entra muy fácilmente. Noto como tiembla debajo de mi. Empiezo a frotar su clitorix al mismo tiempo que introduzco un dedo en ella. A medida que la excitación aumenta aumento la velocidad de fricción e introduzco otros dos dedo más en ella. Finalmente empieza a temblar y se viene de una manera violenta.
Le miro fijamente, y le digo
-No pienses que esto ha terminado. Esto no ha hecho más que empezar.