“vales para mucho más que para poner cafés»… clavó sus ojos en mí e hizo que me sintiera la persona más pequeñita del mundo.

Corría el verano pasado y yo estaba saliendo con un chico que no me trataba muy bien… es duro no darte cuenta que te maltratan, pero esto lo dejaré para otra historia. Y sin tener previsto nada, Jonatan apareció en mi vida tatuándome “try to be a rainbow in someone’s cloud» (intenta ser un arcoiris en la nube de alguien) y sin darme cuenta el empezó a ser un arcoiris en mis nubes. Empezamos a vernos como amigos día si y día también a pesar de vivir a 30 Kilómetros. Lo pasábamos bien juntos sin intención de nada más, la verdad. Yo lo pasaba mal y aún así pensaba que era feliz así y el sin saber nada de mí y mi historia, me apoyaba y me secaba las lágrimas.
Meses más tarde de conocernos, mi pareja me prohibió verlo y perdió los papeles, así que aparté a Jonatan y dejé de dar señales de vida. Un día viendo que no sabía nada de mi se presentó sin decirme nada en mi trabajo. Me cogió por la muñeca, me pidió que lo mirara y me dijo: “vales para mucho más que para poner cafés»
No era solo eso lo que el estaba viendo… veía mi labio partido, mi mirada perdida y los moratones que tenía en los brazos. Le pedí que se fuera, que no podía verlo y que ya me había dado problemas. Me volvió a mirar y repitió : “vales para mucho más que para poner cafés… y no te voy a dejar sola con esto. No lo mereces»
Los dos sabíamos a que se refería y los dos nos quedamos callados. Empecé a llorar.
Salí de trabajar y me estaba esperando. Volvimos a reír como meses atrás. Solo era feliz cuando él estaba a mi lado. Me dejó en casa y volví a mi realidad.
10 minutos más tarde apareció mi pareja y sin mediar palabra empezó a sobrepasarse y a insultarme. Yo cogí el teléfono y le di a llamar al primer número que pillé buscando ayuda, no lo sabía… pero aquí empezó el mejor verano de mi vida.
Pasó el rato…
Cuando me di cuenta estaba cogida por el cuello al borde de una escalera mientras oía: si no estás conmigo no estarás con nadie, gorda de mierda…
Cerré los ojos y respiré profundo. Me daba igual que iba a pasar.
Noté que me soltaban del cuello mientras me cogían por la cintura. Abrí los ojos y estaba el allí, protegiéndome. Había trepado hasta el primer piso de mi casa donde estaba mi habitación y me había salvado de algo muy grave. Me pidió que llamara a la policía… me llevó al hospital y me cuidó. Cuando salí de allí me pidió que nos fuéramos a vivir juntos, el me protegería y cuidaría. Y tenía miedo… accedí.
– “siempre he estado con chicas delgadas, no estoy acostumbrado a estar con alguien como tu…”
– Bueno… unas tetas y un culo pequeño no te van a animar y ayudar cuando lo necesites.
– “ya… me llenas como ninguna otra. Lo intentamos? Te… te… te quiero»
Hoy, justo hoy 29 de junio, hace un año que mi vida cambió… y tenía razón: valía para más que para poner cafés. Hoy soy una orgullosa gerente de un restaurante.
Gracias Jonatan.