Hola a todos! Quiero aprovechar que se les está dando más voz a los sanitarios para comentar una de tantas injusticias que sufrimos, en este caso dentro de los geriátricos, más concretamente sobre las agresiones en geriátricos y la falta de protección de los profesionales.

Llevo ya unos años trabajando en varios centros de mi provincia, en los públicos lógicamente hay más personal y la situación mejora considerablemente, pero en los privados es otro cantar; normalmente separan a los abuelos válidos y colaboradores de los que tienen demencia, trastornos o son completamente dependientes y nunca jamás hay suficiente personal para ninguna de las plantas/salones, en el caso de validos y colaboradores esto se refleja en la calidad del cuidado (porque tardamos más en atenderlos), pero cuando hablamos de abuelos con demencia, a parte de esto, es un problema para nuestra seguridad.

Ya no es solo que tengas que escuchar como te gritan y te insultan mientras haces tu trabajo, es el tener que bañar a una persona con una mano porque con la otra le estás agarrando las suyas para que no te pegue, reconducir a una persona que tal vez puede medir el doble que tú (un aplauso a los sanitarios bajitos, por favor) porque es agresivo con el resto de los residentes, durante todo el turno, no poder prestar atención a tu trabajo porque tienes que vigilar al agresivo, al que se escapa, al que se quiere levantar pero tiene riesgo de caída.

Cuando veáis medios de sujeción en los geriátricos no penséis que que pena de los abuelos, pensad que no tenemos más remedio si queremos evitar males mayores (una vez, los familiares de una señora con alzheimer no querían que se usara sujeción con ella, en un momento en que los dos auxiliares atendían toda una sala llena de abuelos con demencia y dependientes 100%, ella se levantó y se cayó, rompiéndose la cadera).

He estado también en centros sin sujeción y, con la falta de sujeción era una locura, cualquier persona que ha vivido la difícil situación que es una demencia sabrá que es imposible cuidar un salón de más de 40 abuelos, entre 2 o 3 auxiliares, sin olvidar todas las funciones (hacer cambios, dar de comer, rellenas los hojas de control…)
Es muy duro amar tu profesión pero terminar agotado por culpa de la mala gestión y encima machacado por las familias