Cuando era una adolescente mentía mucho, primero de forma consciente, luego se me fue de las manos. Mentía sobre mi vida, donde iba, si viajaba, problemas, chicos. Se convirtió en un problema hasta tal punto que se descontroló todo, perdí a mis amigos de entonces (no les culpo) y empecé de cero.
Ahora que estoy bien entrada en a treintena lo veo de forma diferente. He recibido ayuda de profesionales y esa etapa la he dejado atrás. Yo solo quería encajar, ser una más. Pero en su momento mis notas no eran buenas, era la apestada del colegio, que un chico se fijara en mi era un milagro y me di cuenta que contando historias, aún siendo mentira, hacía que las personas estuvieran conmigo, porque era interesante. QUE EQUIVOCADA ESTABA!! Ahora lo sé, una amistad, una pareja, tu familia…te querrá por como eres, vayas de viaje o no salgas nunca de tu pueblo, para ellos serás interesante. No necesitas ser alguien que no eres. Las mentiras no traen nunca nada bueno, aunque tú pienses que lo haces para ser aceptada y si ves que no lo puedes controlar pide ayuda.
Yo ahora mismo tengo unos amigos geniales, con los que puedo contar y soy fiel y sincera a ellos, porque se lo merecen y me lo merezco.