Es frecuente sepultar las incomodidades que genera la pareja bajo la rutina: las metas individuales, el trabajo, el gimnasio, los amigos, la familia… Puede llegar un momento en la vida en el que aguantes a tu pareja solo el ratito de la cena o de antes de irte a dormir. Si está la tele encendida, ni siquiera hay que hablar mucho.

Pero entonces llegan las vacaciones y te das de bruces con la realidad: demasiadas horas para estar juntos. No hay horario laboral, café con las amigas o visita a tus padres que te saque de ese trance tan tedioso que es estar con él/ella 24/7. Solo el rato en que te alejas momentáneamente para dar un paseo por la playa tú sola experimentas calma. El resto son discusiones y reproches.

En algún momento se presenta la sensatez como una aparición mística y decidís lo que os obvio: no os aguantáis y, antes de haceros daño, es mejor acabar la relación en términos razonablemente buenos y buscar la felicidad aparte. En septiembre estrenaréis curso y estatus social nuevo.

Las 6 causas más frecuentes de divorcio

Lo de los divorcios después de las vacaciones es un clásico, pero hay investigaciones que han recopilado los motivos más frecuentes para optar por la separación. Puede que alguna te sorprenda, otras no tanto.

1. La infidelidad

Esta la esperabas en la lista, ¿verdad? Por mucho que ahora haya personas jactándose de haber sido infieles (no tienes que leer algunos testimonios escritos aquí mismo), no es la solución ni aunque el otro sea un puto cretino. Genera dolor emocional y sensación de traición, falta de confianza e inseguridad emocional.

No, no fue un polvo y ya. Violó o violaste vuestro compromiso emocional, que es la base de un vínculo matrimonial sano. Así que esto, salvo milagro, es el principio del fin.

Por cierto, hay más infidelidades en verano porque, por lo visto, el calor causa la vasodilatación de las fibras musculares, aumenta el flujo sanguíneo de los genitales, se libera más testosterona y estrógenos y, por extensión, sube la libido.

2. Discrepancias con los gastos

Tienes a tus marido hasta los huevos con esa necesidad de gastar y gastar en cosas que no son imprescindibles, o al revés. Y, con tus gastos irresponsables, has llegado al límite y le estás generando estrés, así que está en un punto en el que, como te compres en pareo número 500 en el puesto del paseo marítimo, te va a montar el pifostio.

Tú le dices que para eso trabajas, que os lo podéis permitir y que tampoco es que estéis al borde de la bancarrota, pero esto no es solo cosa de estabilidad financiera. Esto puede llegar a las faltas de respeto y los problemas de comunicación.

3. Consumo de alcohol o drogas

Durante el año, medio se controla. Es responsable y trabajador, pero tiene una tendencia a beber más de la cuenta que te pone en guardia en cada salida, en cada reunión familiar o con amigos. Resulta que ahora, que está de vacaciones, más de un día se ha ido al chiringuito a las 11 de la mañana y le ha dicho al camarero que ni pregunte, que, cuando le vea la jarra de cerveza vacía, se la llene otra vez. Para cuando llegas tú a comer, después de tu baño de sol tranquilo, casi ni se tiene en pie.

El consumo excesivo de alcohol y el de sustancias provoca inestabilidad emocional, y tú te sientes insegura. En vacaciones lo vas a ver mejor que en ninguna otra época del año.

4. Celos

A lo mejor otras ven normal que su marido se quede mirando todas las tetas de la playa, pero tú ya has tenido algún episodio raruno con él por el que partes con poca confianza. A lo mejor son problemas de autoestima o dependencia emocional, pero a lo mejor es un capullo y ahora lo vas a ver.

Los celos rompen la conexión emocional y generan una tensión que afecta a la paz de la pareja. Sean fundados o no, o terapia de pareja, o infierno cotidiano o cada uno por su lado.

5. Malos humos

Que uno de los dos ande todo el día en tensión puede ser llevadero durante el año. Con suerte, de 24 horas que tiene el día, tendrás que aguantarlo un tercio, como mucho. Pero irte de vacaciones con alguien que se pasa el día ladrando es desolador. Una que se va a descansar y desconectar y tiene que tener al cenizo ese al lado.

A lo mejor está estresado o tiene algún problema con el que le puedes ayudar, pero que tendrá que resolver él/ella. Eso o vas a terminar más cansada de las vacaciones de lo que estabas antes de empezarlas, y lo vas a mandar a pastar YA.

6. Costumbres que te ponen de los nervios

Hay cosas que no tienen importancia cuando una vive feliz y enamorada después de casarse. Pero que jamás se acuerde de tirar la basura, de que hay que poner la lavadora o de que es una guarrada dejar las uñas en el lavabo acabará agotando tu paciencia. Cada discusión contribuye al alejamiento emocional.

Esto de los hábitos irritantes lo podemos tomar como un enorme cajón de sastre. También te irrita su costumbre de comprometer a todo el núcleo familiar a pasar días en la playa con su familia, o que siempre seas tú la que tiene que atender las demandas de los niños, aunque él también los tenga delante.

También puede ser que el aumento de los divorcios en septiembre no tenga que ver con esto, y solo sube la estadística porque los juzgados en agosto están cerrados. Sea lo que sea, si estás a punto de divorciarte, mucho ánimo, un abrazo y que sea para mejor.