A mi me gustan los tíos grandotes, gordos, con barriga, con pelo en pecho y barba poblada. Me gusta que tengan la voz grave y que no se muerdan las uñas pero que por Dios y por la Virgen no las tengan largas. Me gustan en chandal, sin pijama o con unos vaqueros molones, pero jamás en traje. Me flipa que sean torpes, que tengan habilidades sociales y que les guste el cine español.

Probablemente coincidas conmigo en una o dos características (esperemos, porque el mercado está fatal) quizá en tres o cuatro pero no más. A ti probablemente te encante como les queda el traje, o que sean altos, o rubios o que sean metaleros; a saber.

¿Por qué nos amargamos tanto la existencia pensando que nadie nos va a querer por nuestro físico? ¿Por qué damos por supuesto que la gente se va a enamorar de nuestro interior y que nuestras lorzas van a ser sopesadas con nuestro carisma o nuestra personalidad? ¿Por qué la gente sigue asociando un tipo de cuerpo al amor, incluso al sexo? ¿Por qué nos fustigamos pensando que tenemos que cumplir con unos estándares de belleza imposibles de alcanzar?

Dímelo tú, que defiendes estos argumentos y te aferras a ideas preconcebidas sobre los gustos de la gente. O tú, que piensas que si se acerca a ti es simplemente para burlarse de ti, cómo le vas a gustar si tu culo es dos veces más grande que el de él.

Pues le gustas y punto. Porque para gustos, los colores. Y no, por mucho que mi abuela dijera que sobre gustos no hay nada escrito, es mentira. Hay mucho, miles de libros que hablan sobre estética y miles de artículos que desmitifican el canon estético que parece imperar.

Y sí, probablemente no sea oro todo lo que reluzca y aún haya quién se crea que no es merecedor de un amor real o de un orgasmo en plena playa. Hay gente que todavía se avergüenza de aquello que desea, chicos que esconden a sus parejas por el qué dirán, que se sienten menos por tener a su lado a una chica gorda, que se burlan con sus amigos de las tías con las que se cruzan gritando a los cuatro vientos puta gorda desde un coche pero que luego se van a su casa y se hacen pajas buscando chubby girl.

Ojalá tú no seas uno de ellos, ojalá puedas disfrutar de lo que te gusta sin tener que comértelo a escondidas, porque eso da mucha pena.

Y ojalá tú no te sientas sola porque los vestidos de Amancio no cuelgan de tus perchas, porque todo el mundo tiene su público y tú no vas a ser menos.

Imagen de portada: Callie Thorpe