Si habéis visto la película «Rumores que matan», allá por el año 2000 —cuando era una chavalita y me ponía vaqueros acampanados, más o menos como ahora —, os sonará la historia de que un rumor puede cambiar una realidad al completo. A veces, se trata de pequeñas historias que van tomando forma de boca en boca; otras, son auténticos bulos que pueden llegar a destruir a una persona. Aquella película era un pelín exagerada y dramática —y sangrienta —, pero cierto es que estas cosas pueden llegar a ocurrir si no cortamos la cadena de mensajes que nos llegan.

Dos adolescentes se cuentan rumores.

Algo parecido sucede demasiado a menudo en redes sociales, o en whatsapp, cuando compartimos vídeos de otras personas, pasándonos por el forro el derecho a la privacidad y buscando el morbo más repugnante. A veces, nos llegan imágenes que no deberían haber salido de un dispositivo, ya que se tomaron en confianza. En esas ocasiones, no sabemos nada acerca del contexto en que sucedió todo y no pensamos en cómo puede llegar a afectar a una persona. Y no os digo nada si es mujer.

Volviendo al rumor propiamente dicho, un simple comentario fuera de lugar y de contexto, compartido con otra persona del entorno, puede dar paso a toda una historia que en nada se parece a la original. Y siempre será para mal. Salvo que seas Keanu Reeves, ahí cualquier rumor sobre ti hará que caigas aún mejor a la gente, si es que se puede.

Una amiga mía me contó que, en un arranque de celos porque su pareja le había sido infiel, se puso a guarrear con un ex. En un ataque de calentura, él le dijo que le gustaría que se grabasen en pleno arrechuchamiento y ella participó del juego. Quedaron y… voilà, el tío se presentó con un amigo fotógrafo. Al final, ella se fue enfadada porque no sabía cómo se lo había podido tomar tan al pie de la letra —imagino la cara del amigo —, y hasta ahí. Se lo contó a una amiga, una sola amiga, en pleno enfado. Tiempo después, volvió con su pareja y, en una reunión con otras amigas, una de ellas —que no era a la que le había contado la historia —, sacó a colación aquella vez en que esta muchacha se hizo un trío mientras la grababan. Magnífica interpretación, de Oscar.

Una vez, me lie con el amigo del ligue de mi amiga, cosas que se hacen a ciertas edades… o a cualquier edad. Lo pasé mal, la verdad. Este chico no tenía ni idea de hacer nada y yo era joven, así que, cuando intentamos echar un polvo, salió fatal. Me dolió mucho y no lo disfruté nada, todo lo contrario; salí bastante tocada de aquella experiencia. ¿Qué ocurrió entonces? Le contó a su amigo, y éste al resto de amigos, que había ido regular porque yo tenía poca experiencia. Para cuando llegó a oídos de mi amiga, yo ya era virgen. Voilà otra vez, mi amiga ahí al menos se dio cuenta de que algo había pasado, y no sabía si reír o llorar.

Fichas de Apalabrados donde se lee "speak truth".

En otra ocasión, me ocurrió algo muy desagradable con mi entonces novio, estando unas amigas presentes. Más tarde, el novio de una de ellas me contó, entre risas, mi propia historia (o algo parecido), como si fuera de otra persona… menudo codazo le dio su novia.

¿Os han pasado cosas similares?, ¿habéis llegado a oír historias sobre vosotras o sobre alguien de vuestro entorno, aun sabiendo que eran falsas o parcialmente inventadas? Compartidlas por aquí para que podáis quitaros la espinita o el hacha que lleváis clavada desde hace tanto tiempo.

O haced como mi amigo, que siempre dice que va a empezar a decir por ahí que tiene el rabo enorme, a ver qué ocurre.