Buenas, amig@s de weloversize. Hoy os traigo un nuevo capítulo de las citas que nunca deberían haber existido.

Conocí a Sergio en Tinder. En su perfil parecía un tío normal, con fotos en la playa, con su perro, algunas haciendo deporte. Vamos, el tipo de perfil que parece indicar que tienes delante a una persona equilibrada. ¡Qué inocente soy! Quedamos en un bar tranquilo para tomar una copa y conocerlo mejor.

Ni bien me siento, Sergio empieza a hablar de algo llamado Bitcoin. Le digo, en un tono amable, que no estoy muy puesta en el tema, lo justo porque estoy enterada de la actualidad. Pues bien, esa pequeña admisión fue el detonante para una letanía de «consejos» sobre inversión en criptomonedas que me acompañó durante toda la cita.

Me habló de blockchain, de altcoins, de wallets, de minado… incluso de la famosa pizza de Bitcoin, que al parecer costó 10.000 bitcoins en 2010 y ahora sería una fortuna. Yo no sabía si reírme o llorar, pero decidí que, ya que estaba allí, al menos iba a divertirme un poco.

Cada vez que intentaba cambiar de tema, él volvía con una nueva anécdota sobre la criptomoneda del momento, o la última ICO que iba a hacerle multimillonario. Lo peor de todo es que cada vez que decía «ICO» me lo decía como si estuviera revelándome el secreto de la vida eterna.

Cuando ya no pude más, decidí jugar mi última carta: le pregunté sobre Dogecoin. ¿Habéis visto alguna vez a alguien intentando mantener la seriedad mientras explica que su camino a la riqueza depende de una criptomoneda basada en un meme de un perro? Os lo recomiendo, es muy entretenido.

Al final de la noche, Sergio me preguntó si me había convencido para invertir en criptomonedas. Yo le dije que definitivamente sí, que al día siguiente me compraría unos cuantos Dogecoins y que si no me convertía en millonaria en menos de un mes, le pediría explicaciones.

Así es como terminé una de las citas más surrealistas de mi vida. Por lo menos, aprendí una lección importante: la próxima vez que alguien empiece a hablarme de Bitcoin en una cita, me levantaré y me iré. O quizá le pregunte sobre Dogecoin, sólo para ver su cara.

 

Anastasia Locasia

 

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