Hace tan solo unos días que la conocida vloggera Verdeliss subía a sus redes sociales una fotografía con la pequeña Miren ya en sus brazos. Terminaba así un embarazo marcado por lo mediático que ha sido y, sobre todo, por la difícil situación vivida por la Youtuber en estas últimas semanas. Una fisura en la bolsa que protegía al bebé obligó a Estefanía a ser hospitalizada por el alto riesgo de parto prematuro y tras 31 semanas de gestación su hija llegó al mundo.

Es ahora cuando la pequeña Miren y su familia comienzan la que será una verdadera aventura. Verdeliss ya ha hecho partícipes a sus seguidores de la necesidad de visibilizar a los bebés prematuros y toda la lucha que entraña nacer antes de tiempo. Con apenas 1,625 gramos de peso y los pulmones todavía inmaduros, la bebé ha sido ya la protagonista de diferentes imágenes que su mamá-influencer ha publicado en sus espacios en la red. Las fotografías impactan por lo poco acostumbrados que estamos a esta realidad que se repite más veces de las que pensamos.

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Cuando hablamos de partos y bebés recién nacidos siempre imaginamos un momento precioso, con una criatura que en seguida está en los brazos de su madre para no separarse jamás. Nadie espera que el final de su embarazo sea la hospitalización prematura o un parto de alto riesgo. Y qué duro es cuando llega.

Como madres nuestro instinto nos hace protectoras de nuestros bebés, como si fuésemos unas auténticas leonas, y el no poder abrazar desde el primer minuto a tu hijo es algo tan poco natural que muchas no pueden ni soportar.

Que la primera imagen que tienes de tu hijo sea dentro de una incubadora conectado con miles de cables es de lo más complicado por lo que puede pasar una madre. De pronto te das cuenta de lo que se viene: semanas de incertidumbre, días que no habías planificado nunca y donde solo cuenta tu bebé.

Pasar las jornadas dentro de una UCI Neonatal te enseña a valorar un sinfín de detalles. Hay silencio, que se rompe ante los pitidos de las máquinas de los pequeños, hay nervios pero sobre todo hay mucho trabajo y mucho cariño. Para los padres se presenta un mar de dudas que muchas veces no sabemos ni expresar y por fortuna en ocasiones es el personal sanitario el que nos mira a los ojos y lo ve: ‘tranquilos, todo irá bien‘.

Por suerte los protocolos con los bebés prematuros han cambiado y la llegada del método canguro se ha impuesto con fuerza en muchos hospitales. Antes de esto tener contacto piel con piel con el niño no iba más allá de acariciarlo a través de las diminutas ventanas de la incubadora. Ahora ya se ha comprobado que el calor de una madre o de un padre es mucho más beneficioso que el de cualquier máquina.

 

A pesar de los cables, tubos o cualquier elemento imprescindible, el momento de poder acunar y proteger a tu bebé sin importar su pequeño tamaño es mágico por si solo. El pasar horas con tu hijo tumbado sobre tu pecho es un regalo sobre todo para él, ya que todo lo que unos padres ofrecen durante el método canguro es positivo para su crecimiento.

Y es que lo que deseamos es que crezca, que salga adelante como cualquier bebé nacido a término. De repente cada gramo es una fiesta. Llegar todas las mañanas ansiosa preguntando qué tal ha pasado la noche el pequeño y esperar buenas noticias es ya una rutina. ‘Ha subido 20 gramos‘, ‘pesa 40 gramos más que ayer‘… ¿qué son 40 gramos en la vida de una persona? Para estos bebés es un mundo, todo suma para llegar a la meta.

Verlos succionar su leche por primera vez a través de una tetina y no alimentarse más con una sonda, llegar una mañana y ver con sorpresa que la incubadora ya no es necesaria, observar como poco a poco los cables van desapareciendo… Cada día es un paso más y un pequeño premio para un bebé que está luchando como jamás nos podríamos imaginar.

El ansiado día de abandonar la Unidad de Neonatos es ese sueño que habíamos esperado desde el primer día de vida de nuestro hijo. Dejar aquellos pasillos, los sillones en los que hemos pasado horas y horas de dudas y miedos, decir adiós a tantos pediatras y enfermeras con los que has compartido cada día. Al instante uno se da cuenta de que aquel lugar se ha convertido en un pequeño hogar, y es el momento de dejarlo atrás.

Toda criatura es especial por sí misma, pero los prematuros muchas veces llegan para hacernos comprender que a pesar de las piedras en el camino todo se puede. Como padres apoyamos y ayudamos, pero al final son ellos con su fuerza y sus ganas de vivir los que salen adelante. Son nuestros pequeños guerreros.

Mi Instagram: @albadelimon

Fotografía de portada