La reducción de mamas o mamoplastia de reducción es una intervención quirúrgica que busca disminuir el tamaño del pecho y remodelarlo. Esta técnica reduce la glándula mamaria, el tejido graso que la rodea y la piel que la envuelve, consiguiendo así unas mamas más alzadas, más contorneadas y armoniosas. El tamaño de la areola también se puede reducir. 

La reducción de pecho o mamoplastia de reducción es una operación de cirugía estética que puede realizarse basada en varios motivos. A priori puede deberse simplemente a un deseo de tener menos pecho, más redondeados y firmes, pero también puede deberse a cuestiones de salud. En muchos casos, hay mujeres que sufren de graves problemas de espalda debido al peso de las mamas y con el tiempo su columna vertebral puede verse afectada, así como el cuello. Igualmente, hay personas que no aceptan esa parte de su cuerpo por ser demasiado desproporcionada con respecto al resto de su fisionomía.

En cualquiera de los casos, si se opta por una reducción de mamas o senos es importante tener en cuenta varias cuestiones.

Clínica de confianza y profesionales experimentados

En primer lugar, es imprescindible contar con un equipo médico de confianza, con experiencia probada, y que ofrezca un trato sincero y cercano al paciente. Igualmente, es indispensable conocer paso a paso el tipo de intervención quirúrgica que se va a realizar, cómo saber qué resultados se obtendrán, el tiempo de duración de la operación, los resultados a medio plazo, el nivel de malestar de la paciente tras la intervención, o cuánto tiempo llevará la recuperación total.

Para más información sobre la operación de reducción de pecho, podemos consultar al Instituto Español de Cirugía Plástica, donde su equipo de profesionales aclararán todas las dudas de la paciente y explicará el procedimiento a realizar según cada mujer. No es lo mismo reducir una mama que, con su peso está provocando graves dolores de cuello y espalda, que disminuir un seno que ya ha pasado por un par de embarazos y de períodos de lactancia.

Tampoco es lo mismo una mamoplastia de reducción en una persona muy delgada que ha perdido mucho peso, que solo levantar el pecho levemente, darle firmeza y reducir la areola. Todos estos ejemplos son casos de mamoplastias de reducción, pero cada uno de ellos es diferente, puesto que el estudio de la paciente, de sus problemas y necesidades es fundamental a la hora de abarcar el tipo de intervención y los resultados que se desean con la misma.

Solo un equipo de expertos podrá poner sobre la mesa todas estas cuestiones y llegar a un pleno entendimiento con la paciente, personalizando su tratamiento y buscando un resultado final acorde a cada persona.

Atención individualizada y tratamientos personalizados

En el Instituto Español de Cirugía Plástica son expertos profesionales en este tipo de intervención y utilizan las técnicas más aconsejables y apropiadas en cada caso. La mayoría de las pacientes están en quirófano entre 3 y 4 horas, si bien el tiempo dependerá de lo complejo de cada intervención. Normalmente se utiliza anestesia general para que la paciente no perciba ni el dolor ni la manipulación.

Tras la intervención suelen recomendar al menos una noche (o dos) de ingreso hospitalario, para evaluar la evolución de la paciente y que descanse adecuadamente. La intervención quirúrgica de reducción de mamas no es un proceso doloroso. Más del 90% de las pacientes se recuperan con muy pocas molestias. 

En cuanto a los puntos y suturas el cien por cien son reabsorbibles y el 98% son internos. La vuelta a la vida normal dependerá de la actividad de cada mujer. En personas que trabajan en oficinas o lugares que no requieran esfuerzo físico tras una semana se podrán incorporar, mientras que las mujeres que tengan trabajos en los que se realicen esfuerzos físicos deberán esperar entre 3 o 4 semanas. Será el médico quien indique a la paciente cuándo es recomendable incorporarse a la vida laboral.