Hola,

¿Qué tal te encuentras? Y no me refiero a lo que salta a la vista. Me imagino que te agradará mucho que la gente que se encuentra contigo por la calle te diga lo ¨guapa que estás ahora¨ y ¨cuánto se te nota¨que has bajado unos kilos. Supongo que te agradará en la misma proporción que te chirriarán los oídos. Ten calma, te vas a encontrar con mucha gente que por no saber estar callada, opinan cuando nadie les ha preguntado, creen estar halagándote cuando en realidad has sentido una patada o , simplemente, ven buena opción recordarte lo evidente. Paciencia, en todo.

Seguro que ya has experimentado el subidón que da sentirse más cómoda en un pantalón que te iba pequeño o no fatigarte tanto al subir las escaleras. Deberías anotar todas esas cosas para que los días grises puedas leerlas y coger fuerzas, pero tampoco centres tu mundo en la dieta o la bajada de peso. Tu día a día tiene que ser mucho  más que una cifra en la báscula. Dale a este cambio el espacio que merece, ni más ni menos, es un aprendizaje que no terminará nunca.

Es probable que ahora mismo te encuentres bien porque todavía lleves pocos días perdiendo peso o sencillamente porque estás en una época maravillosa llena de fuerzas, me alegro, pero quiero recordarte que pese a que esto es un camino hacia un mejor estado de salud, también van a venir días muy jodidos en los que te encuentres como el culo. Tendrás probablemente ansiedad por el dulce cuando vayas al cine con tu novio y veas a tu alrededor miles de colorines que te incitan a comprarte un kilo de golosinas, te pondrás de mal humor cuando a golpe de martes te apetezca cenar comida basura y es muy posible que haya días en los que simplemente te caigas, días en los que no puedas con tanta renuncia, mandes todo a la mierda y te toque volver a recoger los pedazos. Quiero que sepas que NO PASA NADA. No eres menos capaz por caerte, de verdad. Te has caído porque has decidido ponerte a andar y eso ya dice mucho de tu valentía. Y ojo, valora lo que es una caída. Comer un día lo que te apetece es sano, que no te confundan.

Es importante que recuerdes que esto lo haces por ti y por nadie más y que es vital que tu entorno te apoye pero que al final del día la que tiene que estar feliz eres tú. Ayúdate y ponte las cosas un poco más fáciles. Si durante un tiempo no eres capaz de ir a hacer la compra al supermercado sola porque las tentaciones te persiguen, pídele a alguien que te acompañe. No significa que no puedas, simplemente que le estás haciendo las cosas más sencillas a tu cerebro. Podrás , estoy segura. Date tiempo. No hay que confundir hacer las cosas más sencillas con no ser exigente.

Ponte metas asequibles, que ya sabemos que las montañas hay que escalarlas y solo cuando llevamos la mitad, sabemos lo que nos ha costado. No pretendas hacer en un mes lo que te ha costado años y años. Igual que no has pesado 100 kilos en dos días, tampoco va a ser esto cuestión de horas. Así que pasito a pasito, nunca mejor dicho. Es un poco rollo que te lo repita, pero tendrás que ser consciente de que va a llevarte mucho tiempo, posiblemente toda una vida, porque no se trata de que consigas adelgazar, se trata de alcanzar un peso bueno para tu salud, que puedas mantener para siempre.

También quiero advertirte de que de repente te vas a encontrar con muchísimos entendidos sobre gordura, dietas y salud. Como lo oyes, saldrán de debajo de las piedras comentarios sobre cómo debes adelgazar y qué alimentos son la caña. Hazle caso a tu médico y olvídate del resto, que aquí todos entendemos y ninguno tenemos ni idea.

Y por encima de todo recuerda que esta es tu decisión y como todas, se pueden cambiar. Si de repente decides que no es el momento, que te has equivocado de plan o que no puedes, no le des explicaciones a nadie. Haz lo mejor para ti y tu salud en todo momento, no le debes nada a nadie más. Qué sabrán ellos sobre lo que cuesta todo esto… .

Ya me voy despidiendo, no sin antes recordarte que si todo este proceso acaba saliendo bien vas a tener , muy probablemente, unas compañeras de por vida, llamadas estrías. Si has recorrido todo este camino, no creo que sea necesario decirte que serán señales que te recuerden el esfuerzo, marcas al fin y al cabo,  que formarán parte de tu cuerpo  y que no debes obsesionarte en disimular. Estoy segura de que sabrás quitarle importancia a estas pequeñas secuelas.

Me gustaría que esos días que tires la toalla o llores de rabia, leas esta carta, la has escrito tú, hoy, un día de esos que estás haciendo las cosas cómo crees que debes.  Esta eres tú, y la de los días malos también. Recuérdalo, campeona. Tú puedes.

Ana Gayoso