Él siempre me quiso. De eso estuve segura…Hasta hace poco.

Es cierto que, tras años de amistad, no mostró interés romántico por mi hasta que heredé la empresa de mi abuelo. No quiero entrar en mucho detalle porque prefiero el anonimato, pero mi abuelo era el dueño mayoritario de una empresa que factura,  dejémoslo en,  “Mucho”. Hace unos años falleció y, yo creí que la empresa la repartiría entre varios familiares, pero no. Como yo fui quien lo cuidó durante su enfermedad y siempre tuvimos una relación tan estrecha, su parte de la empresa me la dejó íntegra a míYa que paralizaste tu carrera por mí, ahora tendrás el futuro garantizado, si sabes llevarlo. Estoy seguro de que dejo mi legado en buenas manos “, puso en una nota en su despacho.

Poco tiempo después de acomodar mi nuevo despacho y de empezar a ingresar un montón de dinero a mi cuenta privada, cuando me atreví a comprarme mi primer coche nuevo, cuando me mudé a un piso de más de 30 metros cuadrados… Justo ahí, Rafa me confesó su amor. A mí no me extrañó en absoluto, pues me apoyé mucho en él cuando mi abuelo estaba llegando al final de su vida y comencé mi nueva vida de empresaria con su compañía y consejos. Él me ayudó en la mudanza, él me aconsejaba mientras elegía los muebles de mi casa, la decoración de mi despacho… Y siempre vi como algo normal que se enamorase de mí entonces, porque también yo me enamoré en ese tiempo.

Pero, hace cosa de un año, conocí a un chico en el gimnasio. Tras dos minutos hablando de banalidades me dijo: “¡Ah! Así que tu eres la novia de Rafa, la millonetis”. Mi cara fue un poema. No entendí lo que me estaba diciendo, supuse que conocería a alguno de nosotros de oídas y ya se sabe cómo es la gente hablando de lo ajeno. Sin embargo, estaba equivocada. Rafa y él habían estudiado juntos hacía años y, no hacía mucho, se habían encontrado. Se pusieron al día en dos minutos mientras esperaban en la fila del súper y Rafa le había contado que estaba muy bien y que vivía a todo lujo sin preocupaciones porque había dado un buen braguetazo. Yo no me lo podía creer.

Es cierto que mi hermano siempre desconfió de él porque lo veía muy presumido y muy altivo, sobre todo hablando de cosas que, en realidad, eran mías. Pero yo a eso nunca le había hecho mucho caso. Me parecía más una mala gestión propia de la personalidad de alguien que no ha tenido un duro en toda su vida y se ve ahora viviendo en un chalé adosado con piscina.

Al llegar a casa del gimnasio le conté a Rafa que había conocido a aquel chico. Si le preocupó lo que él podía haberme dicho, disimuló muy bien. Finalmente, no obteniendo la reacción que esperaba, le conté con detalle lo que este chico me había dicho y él, sin levantar la vista de la tele, con gesto de total despreocupación, me dijo que ese tío era un bocazas, que tergiversó lo que él le había dicho, que seguramente le dijo que salía con la dueña de tal empresa y que él se había montado la película.

Le creí. Lo hice porque no hacerlo me suponía un dolor insoportable. Pero desde entonces vivo con la mosca detrás de la oreja. A veces me he inventado problemas financieros a ver cómo reacciona, pero creo que es sincero. Y, aunque es cierto que no pone ninguna objeción en poner dinero para algunos gastos de casa, tampoco se opone a vivir el mismo nivel de vida que yo a mi costa.

Hace poco propuso dejar su trabajo por problemas con su jefe. Mi hermano volvió a la carga con sus sospechas diciendo que ahora quería ser un mantenido total. Yo no sé qué creer, me han hecho estar insegura y su actitud no ayuda. Es cariñoso conmigo y me trata muy bien, pero ahora dudo si su entusiasmo tiene su origen en su amor por mí o en mi cartera.

Escrito por Luna Purple, basado en la historia de una seguidora.
 (La autora puede o no compartir las opiniones y decisiones que toman las protagonistas).

Si tienes una historia interesante y quieres que Luna Purple te la ponga bonita, mándala a [email protected] o a [email protected]