Hace tiempo que tu interés sexual va de capa caída. No encuentras una razón clara o huyes de ella. El sexo con tu pareja quedó en el olvido o es casi nulo, los pretextos y excusas se han agotado y simplemente es un tema casi tabú entre ambos.

Si todo esto que acabo de describir te resulta familiar, es posible que sufras de anafrasia o anorexia sexual.

Las causas pueden ser tanto físicas como psicológicas: tener un autoconcepto malo o nulo de nuestro atractivo físico; miedo al rechazo por nuestra pareja; conflictos; rutina sexual; tener dificultades en manifestar nuestro deseo sexual; negar el éxito generando una continua frustración que nos conduce a una impotencia afectiva y física.

 

Es común que nuestra libido cambie. El deseo sexual cambia, no es el mismo cuando somos jóvenes a cuando somos madres. No es una pérdida de interés sino que nuestra mente se enfoca en otras cosas.

En una relación de pareja, es importante que ambas personas se involucren, reconocer que existe un problema. Debemos cargarnos de paciencia y respeto mutuo para reaprender a estimular a quien sufre del problema.

Los comentarios inoportunos, una torpeza, la exigencia o mostrar indiferencia pueden inhibir nuestra respuesta y llevarnos a cuestionarnos a nosotras mismas, a ser nuestras peores enemigas y a nuestra pareja como un juez estético y moral.

mujer disfrutando

Muchas veces, lo que pasa es que anticipamos el malestar, dolencia o imposibilidad de mantener el acto sexual y esto se materializa en nuestra realidad. Por lo que, es necesario trabajar sobre ellos y centrarnos en lo que estamos haciendo, mostrar una atención plena, en las sensaciones físicas procurando no dar lugar a que nuestra mente nos haga malas jugadas.

Otros enemigos son la rutina, la falta de inventiva, peleas, poca comunicación o el desafecto. Este tipo de problemas no se resuelven entre las sábanas, sino que hacen que desarrollemos rencor, rechazo e ira que se manifiestan en el momento de intimidad sexual.

 

No existen soluciones mágicas. Lo importante aquí es dar a nuestros genitales la importancia que tienen, recordarnos que podemos disfrutar y debemos hacerlo por nosotras mismas. Explorarnos con ayuda o sin ella, probar nuestra sensibilidad y nuestra respuesta ante estímulos directos (tacto) e indirectos (fantasías, imágenes, etc.)

 

A veces, nos ocasiona dolor durante el acto sexual y, en el mayor número de casos A veces, nos ocasiona dolor durante el acto sexual y, en el mayor número de casos nos viene por ansiedad, de hecho la falta de deseo viene de ella. Trabajar nuestra autoestima, la confianza de nuestra pareja y la propia, las necesidades y ser capaz de expresar sin miedo las necesidades o preocupaciones que tenemos, respondiendo a ellas en pareja.

Con tiempo, con aceptación, con diálogo, con las ganas compartidas en pareja, el deseo puede retornar a la vida sexual y hacerla mucho más placentera.