Mi casa. Mis reglas. Mi vida.

Sí, soy de las afortunadas que puede calzarse en el buzónaquí vive una mujer independiente”

Vivo sola por elección. Independizarme me ha dado alas. Sin horas de llegada. Ni notificaciones de mis estadas. Sin explicaciones, ni lamentaciones. Llegar a casa, descalzarme, quitarme el sujetador, sentarme en el sofá. Ser ama, dueña y señora del mando del televisor. Cantar en la ducha a pleno pulmón o bailar descalza dándolo todo en el salón sin vergüenza, olvidando los prejuicios. Veladas conmigo misma que saben a vino blanco y desayunos de café con tostadas en la cama. Atracones de helado de pistacho. Dormir a pata ancha cada noche es mi pasión.

Cuando salgo a hacer la compra nunca lleno el carro. Compro solo para mí. Lo que me apetece. Prepararme mi plato favorito un día festivo me hace feliz. La cueva que he construido en mi hogar está decorada a mi gusto. Quizás no sea el más ingenioso pero sin duda es único, personal e irremplazable.

Sí, en ocasiones me siento abrumada por la incertidumbre de un futuro que poco puedo controlar. La economía, la subida de precios en la comida, suministros o el alquiler. La inestabilidad de los trabajos, porque hoy en día un contrato indefinido tampoco es una seguridad blindada. Que si caigo enferma no haya nadie para que me ofrezca mimos. Sentir que ando por una cuerda alzada en malabares, donde cualquier situación imprevista me puede hacer caer, al mismo tiempo que todas estas múltiples circunstancias son una oportunidad de demostrarme que yo sola puedo con todo. Que no hay nadie que me gane en esta lucha. Yo sola contra el mundo. Y el mundo por bandera. 

Porque sola no significa soledad. Sola significa autoconocimiento. Aprender a aceptarse con lo bueno y con lo malo. Sin bloqueos ni barreras. Sola frente al espejo. Reconocer mis inseguridades y ansiedades. Mirarlas a la cara sin miedo. Acoger cada una de mis imperfecciones. Aprender a mejorar, ser más valiente. Vencer a los fantasmas. Crecer, madurar, aprender a valerme por mí misma.

A ti, que como yo vives sola, o a ti que has decidido independizarte, lo primero abrazarte desde estos renglones, desearte mil danzas de libertad. Aquí te dejo mi espada para que puedas luchar en los momentos de guerra. Regalarte una corona, que aunque a veces la notes de espinas es de reluciente oro.

Recuerda siempre: Vivir sola, no es estar sola.

@punto_en_becca