CAMBIOS.

Una palabra llena de mil incertidumbres y de ¿y si sale mal? Y algún que otro: pero ¿y si sale bien?

Los cambios son necesarios en la vida, ya no solo cambios de lugar (los cuales me parecen muy eficientes) . También es necesario el cambio propio, el moldearte como la arcilla para conseguir ser ese jarrón chino raro y que te gustes. Ojo, he dicho moldearte, eso significa hacerte tú tu propia obra de arte, porque no necesitas ningún otro artista que te cambie los esquemas.

La gente estamos muy ligadas a nuestros recuerdos, a nuestro pasado y a todas las experiencias que han hecho que lleguemos al punto actual. Creo que es necesario tener todo eso contigo, pues son las pequeñas piezas que te han ido formando (o destruyendo en ocasiones).

Pero que algo haya estado en tu vida no quiere decir que deba seguir ahí, ese persona que hace años era «tu persona» igual ahora no es la misma o tú eres quien ha cambiado y no es un problema, es simplemente un cambio. Y no por ello tienes que mantenerla en tu vida; como esa falda de tu armario o esos vaqueros que quieres pero que, cariño, sabes perfectamente que nunca van a ser los elegidos para bailar «La gasolina» a las 4 de la mañana.

Amigos, parejas, y gente que te rodea a diario y mantienes por confort, que tú tintas de cariño, déjalos ir. CAMBIA, o llegará un punto que tú no seas tú y no sepas qué hacer con ellos y al final pierdan las dos partes. Siempre es mejor quedarse con lo bueno, y dejar la monotonía para otra.

No quiero hablar de valientes y cobardes, sino de atrevidos y cómodos. Sí, es mucho más fácil lo que ya es sabido y siempre resuena en la mente la estúpida frase de «mejor malo conocido, que bueno por conocer» y no, no es así ¿tú qué narices sabes si va a ser bueno, malo o regular? ¿eres vidente? No, eres una persona cómoda y conformista con brotes de querer mandarlo todo a la basura cada tres semanas porque te ahogas en las cuatro paredes de tu zona de confort.

Por favor, sal. Hazte atrevido, sé un kamikaze y que el resto te dé igual, eres tu mejor versión (la que tú quieres ser), y tienes que demostrártelo.

¿Ese pintalabios que igual es muy llamativo? Píntate los morros con él.

¿Ese corte de pelo arriesgado? Déjate ser tú.

¿Esa mudanza a Madrid que ronda en tu cabeza meses? Saca el billete, y si sale mal, al menos lo has intentado.

¿Esa persona que ya no es quien era (o no lo eres tú)? Libérala y libérate, deja los nudos para tus zapatos.

Vuélvete tu propio caos, y cambia, y no dejes de cambiar nunca porque así siempre serás libre.

Que tus alas no las corte tu confort, ya tendremos tiempo para la monotonía cuando seamos cenizas, mientras tanto ARDE POR CAMBIAR.

Sara Vigo.