¿Te costaba teletrabajar cuando te lo propusieron en tu empresa? Seguro que la respuesta es que sí, pero ahora viene la cara B, el no poder desconectar.

El hecho de trabajar fuera de casa te sirve para saber que, al salir de la puerta de la oficina, debes desconectar, pero desde que desempeñas esa labor en tu hogar, es mucho más complicado.

Cuando me dijeron que me tocaría trabajar desde casa pensé: “¡Genial, iré todo el día en pijama!” Eso sigue siendo así, pero el estar pensado todo el tiempo si me habrán entrado algo nuevo o el querer quitarme cosas de encima para el lunes, han hecho que me convierta en una Workaholica de libro.

Este término tan elegante hace referencia a la adicción al trabajo.

Cuando lo comentas parece absurdo que eso pueda suceder, pero cada vez somos más los que disfrutamos de nuestro trabajo y queremos hacerlo a todas horas. Parece triste, pero nos sentimos tan realizados que anteponemos nuestro tiempo de ocio, diversión y de descanso a que las cosas salgan lo mejor posible.

Es loable que alguien se vuelque así con lo que le da de comer, pero hay vida más allá de los informes, consultas, correos y gestiones varias.

Yo admito y reconozco que me llevo el portátil de vacaciones, me conecto los sábado o domingos por la tarde mientras veo una peli y hago más horas que un reloj para estar disponible porque me sabe mal hacer esperar a mis clientes. Ahora bien, en casa ya no me dicen nada, pero cada vez que cojo el ordenador a deshora, las miradas que matan podrían fulminarme en el acto.

Otra de las cosas que te hace que te transformes en un workaholico es el hecho de estar en tu salón, despacho o terraza con el ordenador, sin nadie con quién hablar, tomar un café o cotillear algo. La jornada laboral se hace más intensa y pesada, pero al no tener distracciones externas, creas una necesidad infrahumana de terminar todo lo que empiezas cuanto antes.

Esto te digo yo que no te va a pasar ni con un libro ni con cualquier estudio que estés haciendo, pero al estar dale que te pego a la tecla, intentas superarte cada día más e intentar ser más eficiente que el día anterior.

Es obvio que habrá días que tu productividad sea nula, pero cuando coges la dinámica, serás imparable.

No hagas como yo e intenta administrar mejor tu tiempo para no ser una autómata. ¡La vida son dos días y no puedes estar uno y medio trabajando!