Pues sí, qué le vamos a hacer, soy así, llamadme moderna, llamadme antigua, llamadme lo que queráis, pero a mí no hay cosa que me ponga más cachonda en el mundo que un buen relato guarro. No lo puedo evitar.

Por cierto, el título no es mío, lo leí en el foro de WLS, que una se lo decía a otra y bueno, fue un flechazo instantáneo. Me sentí súper identificada y decidí en ese mismo instante que si alguna vez en la vida me tatúo algo, será esa frase.

La primera vez que me pasó estaba yo en el ÍES, nos mandaron un libro un poco raro, del cual recuerdo vagamente el argumento, pero no el título, así que si alguien lo ha leído alguna vez, por favor, que lo deje en comentarios. Iba de un chico que de repente se convertía en mujer, luego volvía a ser hombre y así sin parar. El libro era de masturbaciones, relaciones sexuales y movidas del estilo.

No recuerdo si me llegó a gustar literariamente hablando, pero si recuerdo tocarme like a mono. Ella, incestuosa desde la cuna. Era de las primeras veces que me masturbaba, tendría como quince o dieciséis años, recuerdo esa época como si fuera buenísima, la verdad es que tuve un despertar sexual muy bueno, de la mano de ese mágico libro.

Mi siguiente encuentro sexoliterario fue con unos relatos cortos que ponían en la Loka, la revista de las más malas, la revista que estaba prohibida en mi casa y que, si mi madre pillaba, significaba castigo para mí e inmediata basura para ella. LA CENSURA ERA REAL.

-Ojalá algún día poder hacerme con una y poder escribir un post, porque viajando por sus portas encuentro tantas cosas que están MAL que yo ya no sé, de pensar que crecí leyendo esas cosas creyéndome guay… Me pego un tiro-.

Mi siguiente step in to de erotic literature world, fue en la biblioteca municipal. Buscando un libro de teatro, entre las secciones me encontré con el armario mágico que me llevaría hasta mi Narnia particular: ‘LITERATURA ERÓTICA’. Con disimulo como quien pilla droga, cogí como tres libros aleatorios de otra estantería y uno de allí, como quien no quiere la cosa.

Me puse a leerlo allí mismo, iba de dos mujeres que follaban a escondidas, se querían muchísimo y no podían quererse como a ellas les gustaría, de repente las secuestraban por lesbianas y no sé cuantísimas movidas más. De los mejores que he leído nunca y odio no poder acordarme del título porque realmente no sé si es tan maravilloso como yo lo recuerdo, era muy pequeña. He vuelto años después a la biblioteca del pueblo en su búsqueda, pero no he vuelto a verlo jamás.

El caso es que no solamente eran relatos eróticos apasionantes, es que la historia, el argumento, la chicha era lo más. Recuerdo leerlo del tirón la misma tarde que lo cogí, con la entrepierna calada y odiando no estar en ese instante en mi casa. Fue la primera vez que me masturbé en un lugar público, sí, queridas mías, me toqué en el baño de la biblioteca de adolescente.

Ese fue el día que decidí que era cuestión de que me pusiera cachonda leer alguna que otra cosa a escondidas de una revista cutre, decidí que definitivamente ese era mi género literario favorito. Y no me escondo.

A día de hoy, con casi todas las parejas que tengo juego muchísimo con libros, o les hago leerme en voz alta mientras les masturbo o les dejo que me hagan de todo mientras leo yo. No sabéis de verdad cómo me pongo, aunque lo mejor siempre será mi soledad, un buen libro y algún que otro juguete interesante. Qué maravillas me hago yo solita, señoras.

Así que, queridas mías, si nunca os habéis sumergido en este bello mundo que pocas personas conocen más allá de las 50 cutre sombras de Grey, por favor, probad a ver qué os parece, para mí es muchísimo mejor que el porno.

El sexo es por parte de los dos, disfrutan todos de los encuentros sexuales, la mujer es importante y no una muñeca a la que follarse por todos sus agujeros y el calentamiento antes de que empiecen a darlo todo es lo mejor de lo mejor.

Culturízate y mastúrbate a la vez, chica, todo ventajas.

 

Anónimo