Cuarentorra y a mucha honra

 

A finales de año, cumplo cuarenta y tres y cada vez que digo que me veo mejor ahora, mis amigas se echan las manos a la cabeza escandalizadas y empiezan a repasar en voz alta todas las cosas que nos trajeron los años: kilos, ojeras, patas de gallo, bolsas, surcos nasogenianos, falta de sueño, celulitis, preocupaciones, dolores, responsabilidades, gravedad, hipoteca, flacidez, trabajos de mierda, desilusiones…. y todas las que se llevaron: tersura, paciencia, luminosidad, despreocupación… no sigo para no hundir a nadie, pero seguro que sabéis por dónde van los tiros.

Es verdad que el cuerpo no es igual que a los veinte, pero es que, a los veinte, estando delgada, con las tetas en su sitio, el culo duro, y sin rastro de ojeras ¡estaba acomplejadísima y me veía fatal!  Me daba vergüenza tener las tetas “tal altas”, y no me valía para nada tener el culo duro y la piel de las piernas lisa porque nunca usaba minifalda.  Todo me daba corte e iba tapada de arriba abajo incluso en verano. ¿Qué me cocía la castaña? Que me cociese, pero jamás sin medias.

Ahora tengo más kilos, la gravedad va haciendo efecto, tengo hoyitos en el culo y las piernas, hay días que tengo tantas ojeras que parezco un panda, retengo líquidos y si no me duele una cosa, me duele otra, peeeeeero… ¿qué queréis que os diga? Yo me veo mejor ahora.

Será que me miro con más cariño, que soy más indulgente con mis imperfecciones o que en el fondo me la pela mucho lo que los demás piensen de mí.  Hago topless en la playa, uso minifaldas y las medias se quitan en mayo.  ¿Qué si me gustaría estar más buenorra? Por supuesto, pero como dice Sophia Loren “prefiero comer pasta y beber vino que ser talla 0” 

Por eso el otro día, escuchando el primer capítulo de la segunda temporada de Dos rubias muy legales (AMO a estas dos mujeres) no pude evitar sentirme muy identificada cuando escuché el término “cuarentorra”, que viene a ser una cuarentona buenorra.  No todas las mujeres de cuarenta años tenemos hijos, así que podría ser la alternativa perfecta a las famosas MILF.

Creo que deberíamos poner de moda la palabreja, incluirla en nuestro vocabulario desde ya.  CUA-REN-TOOOOO-RRA.  Haz la prueba, pronúnciala despacio en voz alta. Hasta suena bonita.

Reivindicar que los cuarenta son los nuevos veintimuchos y poder decir sin ponernos coloradas que nos vemos mejor ahora, que nos gustamos más ahora y ¿por qué no? ¡¡que seguimos gustando ahora!!  Por no hablar del sexo, que es mil veces mejor ahora.

La Vetusta Bloguera