Antes de leer el artículo, muchas ya estaréis diciendo «pues yo me pongo lo que me da la gana» o «vaya nazi musical estás hecha, deja a la gente que sea feliz con lo que sea». Y a ver, que sí, evidentemente poneos lo que queráis, faltaría más, y sí, soy un poco nazi musical. Pero ¡leedme! y tratad de comprendernos a las que sufrimos con esta moda/plaga de camisetas de grupos musicales. Luego poneos lo que queráis, pero sabiendo que esto es así, tal y como os lo voy a explicar. Que nunca está de más saber lo que llevamos puesto.

Con la camiseta de los Ramones empezó todo. Hoy en día, estoy segura de que hay jovenzuelos, y no tanto, que a estas alturas piensan que es una marca de ropa. Es ya un caso perdido, pero no deja de doler. Yo cuando se la veo a alguien hasta me da risa. Y la cosa continuó entre los modernuquis con camisetas de Joy Division y de Black Flag, mientras en H&M e Inditex comenzaron a darnos la matraca con Bowie, Led Zeppelin, Rolling Stones. Hasta con mi adorada Deborah Harry también se atreven y es que eso de llevar Blondie escrito en una camiseta queda muy cuqui.

Pero es que la cosa ya se está yendo de madre, señoras, que ahora ya tenemos camisetas de grupos rock y heavys por todas partes. ¡Heavys! Iron Maiden, AC/DC , Kiss, Guns’n’Roses. Madre mía de mi vida si hasta vimos a las Kardashian con camisetas de Slayer (que tuvo su respuesta y respuesta incluida) Y encima tienen ese rollo vintage, comprado en tienda oscura, que hace todo más confuso.

 

 

¿Pero por qué os molesta tanto? Porque nos confundís, ¡os habéis apropiado de nuestros códigos!
¿Pero de qué códigos habla esta? Que solo es una camiseta, tía. No es SOLO una camiseta. Se supone, o al menos siempre se ha supuesto, que si llevas una camiseta de un grupo (de lo que sea) es porque te gusta. Aunque no sea tu grupo favorito, al menos, te mola el rollo, tal vez la elegiste sobre otra de otro grupo que te gusta más porque era más bonita, puede ser. Pero ahí la llevas, al menos los has escuchado y te sientes cómoda con ella, te sientes más o menos identificada.

Y esto, traducido a un ejemplo práctico significa que si yo es un estoy en un bar y veo a un titi con una camiseta de un grupo que me gusta, sonreiré y afirmaré, y tal vez, si las vergüenzas no me superan, hable con él. Porque me atrae SU PUTA CAMISETA. Su camiseta me dice: «este señor puede tener buen gusto, puedo establecer una conversación con él, tal vez sea un gilipollas integral después, pero de primeras me ha entrado bien». Pero cómo me quedo si va y me dice, «ah no sé, la cogí en el Pull porque me moló el dibujo». Pues me voy de la vida. Lejos, muy lejos de este señor tan insulso y traidor. Traidor a lo que para mí es importante y un factor muy importante a la hora de decidir si alguien merece mi atención: qué música escucha.  Pues eso, esto es lo que les pasa a Airbag, que cuando suenan los Jam la chica con la camiseta de los Clash no sabe qué es lo que está sonando. Pues eso, ahí viene la decepción.

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Porque la ropa dice cosas, ya os lo expliqué. La ropa ha sido siempre un modo de identificarnos, de decir «este es mi rollo», con esto me siento identificada, esto es lo que me mola: punkis, mods, surfers, borrokas, modernas, pijos clásicos . Cada uno con sus cosis y sus códigos. La ropa es un guiño-guiño entre los de tu tribu y es la imagen que quieres transmitir hacia los demás. (Obvio que luego cada uno es cada uno y no hay que juzgar y blbalablablablfbalablafblablabla).

Sin embargo, esto casi que se acabó. Ya hace años que está difuso, borroso, ahora cualquiera llevan Doc Martens, parkas verdes y qué decir de las chupas de cuero. Lo que fueron iconos de tribus urbanas ahora son elementos más de la moda. 

Pero las camisetas de música ¡tienen un puñetero nombre escrito en ellas! Se supone que si llevas algo escrito, lo has leído y dices «vale, llevaré esto encima, estoy de acuerdo». Hasta hace pocos años solo las podías comprar si ibas a los conciertos, si ibas a su tienda, si la buscabas, se suponía que realmente la llevabas porque te gusta ese grupo, no porque te la hayas encontrado y conjunta con tus vaqueros nuevos. Eran nuestro último refugio. Pero ya está, ha llegado la industria de la moda para decidir que se llevan y ¡ala! a comprar camisetas de AC/DC con purpurina.  Porque os dan igual nuestros códigos, porque no los tenéis. Pues mirad, os animo a que los busquéis. Que tengáis personalidad, que encontréis vuestro propio estilo y seáis capaces de decidir lo que os gusta de verdad, no solo de comprar lo que se lleva.

Y mientras tanto, si pasáis de lo que os digo (que oye, estupendo, cada una sabrá) al menos sabed que cuando os ponéis una camiseta de un grupo que no habéis escuchado en la vida y que es probable que ni os guste, estáis haciendo una cosa muy fea, tan fea que casi hasta se podría llamar «apropiación cultural», pero sobre todo es MUY CUTRE. Y encima nos confundís.

Esto no nos confunde, sí sois tan obvias, quedaos solo con la parte de que es MUY CUTRE.