MI MADRE TESTIFICÓ EN MI CONTRA CON MENTIRAS CUANDO DENUNCIÉ A UN FAMILIAR Y ME DEJÓ TIRADA.

Esto fue lo peor, con mucha diferencia, que me ha hecho mi madre. 

Nunca hemos tenido una relación muy estrecha, todo sea dicho. Pero, aun así, esto fue demasiado. 

Ella es una persona difícil, muy de antes, y sus hermanos también lo son. Son ocho en total, a cada cual más cabezón que el anterior. Son dos mujeres y lo demás todos hombres. Con mi tía a penas se habla, guardan las apariencias, pero no se soportan. No tuvieron una infancia fácil y puedo entender de donde viene ese carácter de estar enfadado con el mundo, de que todo les parezca mal y siempre quieran tener la razón, pero eso no justifica todo ni mucho menos. 

El problema lo tuve con el mayor de mis tíos, el peor de todos. Él se siente el padre de la familia y siempre tiene que dar su opinión o resolver las cosas sin que se lo pidan. Para él todos sus hermanos y hermanas han hecho todo mal y por supuesto, sus hijos también. 

Para él yo soy un problema, soy todo lo que no es capaz de entender y que odia. Tanto en ideas políticas, como en carácter o gustos. Nos vemos poco así que aprendí a no dar importancia a sus comentarios, a fingir que no le oía y a evitar mirar las caras de asco que me ponía continuamente. Era muy complicado, pero fue el pacto no hablado al que llegamos todos los primos por nuestra salud mental. 

Una noche, después de cenar unos cuantos juntos, dije que me iba porque al día siguiente tenía que madrugar. Mi tío hizo varios comentarios que no quise ni escuchar y me acusó de querer fastidiar la fiesta, porque me llevaba a dos de mis primos conmigo. 

Fueron mis primos los que preguntaron si se podían venir conmigo y yo acepté. Allí nadie se quiere quedar más de lo necesario, por más que les pese. 

Pues la discusión se alargó y mis primos decidieron que ya no se venían, que, por tal de no discutir, se quedaban en la cena un rato más. Yo fui a salir y me encontré que justo el coche de mi tío, había aparcado de tal manera que yo no podía sacar el coche. Claramente no era ninguna casualidad, así que por orgullo y por falta de ganas de que se saliera con la suya, quise maniobrar todo lo posible para intentar sacarlo. 

Después de un buen rato moviéndome medio centímetro para delante y para atrás, salió mi madre. Me dijo que ahora iba a avisar a mi tío, le dije que no y que ya me faltaba poco para poder salir. Ella se quedó mirando como maniobraba y al rato, apareció mi tío. 

No sé si fue por la discusión antes de irnos, porque mi madre había salido o porque vio que no se estaba saliendo con la suya, pero se enfadó muchísimo. Vino hacia mi puerta, me cogió del brazo y del pelo y me sacó fuera del coche haciendo el gesto de tirarme, yo caí al suelo mientras le gritaba y él se subió al coche. 

Empezó a gritarme que le iba a rallar su coche, que no sabía lo que hacía y que la culpa era de mi madre por no haberme educado bien. Acabó de sacar el coche que yo ya había prácticamente sacado, dejó la puerta abierta y volvió dentro de casa. 

Yo me quedé llorando de la rabia y mirándome las heridas que me había hecho al caer, que fueron rasguños y arañazos de quemarme con el suelo. Mi madre se limitó a decir que ya sabía como era mi tío y que esta vez se había pasado, pero que debí haberle llamado para que sacase el coche antes de ponerme cabezona e intentarlo yo. 

Mi tío me acababa de agredir, cogiéndome del pelo y del brazo, sacándome de mi coche a la fuerza, tirándome al suelo e insultándome, pero el problema era mío y lo había provocado yo. Estaba tan enfadada que me fui llorando y con mucha ansiedad, así que acabé en urgencias a ver si me podían dar algo para tranquilizarme y, al contar lo que había pasado, me recomendaron hacer un parte de lesiones por si en algún momento quería denunciar. 

Hasta ese momento yo no lo había pensado, pero entonces lo vi claro. Me planté en casa de mi madre a hablar con ella y le expliqué que iba a denunciar a mi tío. Discutimos mucho, pero ella acabó admitiendo que no debería haberme puesto la mano encima, me intentó convencer pero no funcionó, le pregunté si testificaría a mi favor y dijo “soy tu madre”. 

Fui a comisaría y denuncié la agresión con el parte de lesiones, dejé los datos de mi madre como testigo y seguí las indicaciones de la policía. Cuando salí de allí, envié un mensaje al chat del grupo de la familia diciendo que anoche mi tío me había agredido y sacado del coche tirándome al suelo, que había decidido que esta situación debía terminar y que había tomado medidas legales. 

Lo leyeron todos y casi nadie dijo nada, solo un par de primos míos me apoyaron y me dijeron que sentían mucho la situación. Mi propio tío está en el chat y no dijo nada. Dejé de ir a las comidas y cenas familiares por motivos obvios y esperé que llegase el día del juicio. 

Cuando tuvimos la vista, mi madre vino a testificar, y cuando le preguntaron si mi versión era cierta, dijo que no. 

Explicó una versión en la que decía que yo estaba muy nerviosa por la discusión de la noche, que me fui alterada y empecé a hacer maniobras peligrosas para sacar el coche, que no quise pedir ayuda ni avisar a mi tío para que moviera el suyo y que, cuando oyeron el motor y los derrapes, salieron a ayudarme. Dice que me pidieron los dos que bajase del coche, que yo no quise y que al final mi tío, por la urgencia de la situación y porque ponía en peligro a los otros coches, me sacó del brazo, que sí que hizo algo de fuerza, pero porque yo estaba alterada. Que no me cogió del pelo en ningún momento, que no me tiró al suelo y que las heridas que tenía, probablemente fueron de después, que quizás me caí de los nervios y que por eso acabé en urgencias. 

Verla allí mintiendo y dejándome tirada es lo más doloroso que he pasado. Se supone que tus padres te quieren, que te tienen que cuidar y proteger. Pero ahí estaba ella, permitiendo que me hubieran hecho daño y encima, protegiendo al agresor. 

También dijo que siempre he tenido una rivalidad con mi tío y que creía que ese era el motivo de mi enfado desmesurado. 

Cuando acabó el juicio, ella vino a hablar conmigo, pero no quise escucharla. Me fui andando a mi coche sin parar, ella me decía que lo hacía por la familia, por no complicar las cosas, que yo no lo entendía y que era muy cabezona. La ignoré completamente y me subí al coche. 

Tardé mucho en reponerme de aquello. Me fui del grupo de la familia y solo he visto a mis primos desde entonces. Mi madre me llama, pero no se lo cojo, la tengo bloqueada y no puede enviarme mensajes. No tengo ningunas ganas de hablar con ella y no sé como va a acabar esto. Lo que sí que tengo claro es que, al menos hasta que salga la sentencia, no quiero hablar ni con ella ni con mis tíos.

 

Escrito por una colaboradora basado en una historia REAL