Desde que era pequeña he sido bastante rarita. Llámalo exceso de imaginación, llámalo me flipaba La Familia Addams, llámalo era hija única y como no me inventase amigos imaginarios a ver cómo pasaba yo los ratos muertos, llámalo siempre me ha importado una mierda eso de comportarse y mantener las formas. Supongo que forma parte de mi personalidad: nunca me he tenido miedo a decir en alto lo que pienso, siempre me ha encantando reír y hacer reír, siempre me ha gustado llamar la atención, y siempre se me ocurren a mí las ideas más locas.

¿Y todo esto a dónde me ha llevado? A haber sido siempre la típica amiga rarita en todos y cada uno de los grupos de amigos que he tenido a lo largo de mi vida. No negaré que en alguna ocasión, sobre todo en la adolescencia, cuando te sientes más insegura, he pensado que esos amigos se reían de mí y no conmigo. Y lo peor de todo es que alguna vez acerté. Tampoco puedo negar que muchas veces me he sentido incomprendida, porque nadie más se reía de aquello que a mí me hacía gracia o porque se me ocurría un chiste desternillante que dejaba a todos pasmados, o peor, de lo más incómodos. No negaré que alguna vez me he sentido mal conmigo misma por haber sentido que no encajaba con los demás. Pero tampoco puedo negar que, si bien pude llegar a odiarme a mí misma en alguna época pasada, hoy por hoy me encanta ser así de rarita. Realmente pienso que vivir la vida dando rienda suelta a tus locuritas es de lo más divertido, y que vivir reprimiendo todos tus impulsos es un coñazo.

tumblr_mztezamS8s1qm9fxho1_500

Soy consciente de que en muchas ocasiones mis amigos han sentido vergüenza ajena por lo que yo hacía o, directamente, se han sentido avergonzados ellos mismos por aparecer en público conmigo. Cuando la opinión de la gente que no conoces o el qué dirán te importa tan poco y hacer el bobo te sienta tan bien, no te paras a pensar en que quizás tus amigos sean más inseguros, más introvertidos o le dan más importancia a «estar correctamente» en los sitios, y aunque alguna vez has llegado incluso a tener la conversación de ¿por qué no haces lo que te dé la gana sin tener en cuenta la opinión de todos los que te rodean? al final has aprendido a aceptar que ellos son de una manera y tú de otra.

Lo divertido empieza cuando tus amigos te aceptan a ti. Cuando son buenos amigos de verdad y disfrutan tanto como tú con tus rarezas. Cuando, aunque en ciertos momentos hayan pasado un mal rato, al final se han reído tanto como tú. Y cuando te demuestran que les encanta tenerte como amiga, A PESAR DE TODO. 

When-She-Just-Cant-Keep-Together

Porque…

Reconozco que alguna vez he aparecido disfrazada en una fiesta que no era de disfraces, pero adrede, por amor al disfraz.

Reconozco que alguna vez he intentando enseñarle las tetas a un cura estando con ellas de borrachera.

Reconozco que alguna vez les he invitado a un chupito suave pero a la hora de pedirlo le decía al camarero «pon lo más fuerte que tengas».

Reconozco que alguna vez le he hecho a alguna de mis amigas el truquito de «¿Conoces a Ted?» presentándoselas a algún tío bueno y huyendo para forzarlas a hablar con él.

Reconozco que alguna vez les he hecho ese mismo truco pero con el tío más feo del bar solo para incomodarlas.

Reconozco que alguna vez me he subido a un banco por la calle y me he puesto a cantar y bailar y a gritar sus nombres en alto para que bailaran conmigo.

Reconozco que alguna vez  me he venido muy arriba en un karaoke creyéndome La Jurado+La Pantoja+Falete

Reconozco que alguna vez las he metido en un marrón porque algún desconocido pensaba que nos estábamos riendo de él, y no, guapito, el centro del mundo soy yo, no tú, ni siquiera sabíamos que existías hasta que te has puesto como un basilisco.

Reconozco haberme hecho pasar por otra persona para arruinar la despedida de soltera de la hermana de una amiga.

Reconozco haber sido la autora intelectual de varios simpas y haber, prácticamente, obligado a mis amigas a que me siguieran la corriente para irnos de un sitio sin pagar.

Reconozco haberles hecho daño por haber sido demasiado sincera a la hora de dar mi opinión.

Reconozco haber llamado a la tuna para que nos cante canciones siempre que me la he encontrado por la calle.

Reconozco haber adoptado a otros raritos que me he encontrado por ahí para que se vinieran con nosotras a seguir la fiesta.

Reconozco haber hablado sobre mis experiencias sexuales en restaurantes y terrazas con total normalidad, haciendo que los desconocidos que nos rodeaban se tuvieran que girar para mirarnos.

Y, sobre todo, reconozco sentirme genial sabiendo que puedo ser yo misma y dar rienda suelta a mis rarezas cuando estoy con mis amigas. 

tenor

Foto destacada: Friends-Warner Bros/NBC