La depresión es uno de los problemas de salud mental más serios y comunes a día de hoy. Trescientos cincuenta millones de personas y subiendo sobreviven en medio del doloroso camino que supone esta enfermedad. Ricos, pobres, estudiantes, parados, trabajadores, mujeres y hombres, nadie está exento de padecerla, y a pesar de la gravedad del trastorno, sigue resultando algo desconocido para muchos de nosotros.

Es difícil, por no decir imposible, ponernos en el lugar de una persona que sufre depresión sin haberla padecido. Imagina que estás en una habitación, acurrucado en un rincón. Desde esa posición tienes una única perspectiva de los objetos que hay en la sala, y da igual cuantas veces te pidan que cambies la forma de verlos, para ti son iguales siempre. Si te levantases y caminases alrededor de la habitación tu percepción cambiaría, observarías nuevos ángulos y nuevas perspectivas, pero no puedes. La depresión es ese rincón, ese rincón al que llegas sin entender cómo y te atrapa.

La depresión es un proceso largo, confuso y triste, tanto para la persona afectada como para sus seres queridos. Normalmente, el círculo de apoyo tiende a atravesar por varias etapas. Durante los primeros meses procuran actuar con amabilidad incondicional y ayuda ilimitada, pero a medida que pasa el tiempo y no notan mejoría, la sobrecarga emocional comienza a pasar factura. El comportamiento delicado se puede volver brusco.

A la hora de ayudar a un amigo o un familiar con depresión lo primero que debemos hacer es ponernos en su lugar, no olvides que la depresión no es una elección. Otro punto a considerar es que no somos profesionales, somos personas con altibajos, y lo hacemos lo mejor que podemos.

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Si conoces a alguien con depresión, los siguientes consejos sobre qué no decir pueden resultarte de gran utilidad.

  • Hay quién lo tiene peor.

Los problemas de otras personas no harán que los suyos desaparezcan.

¿Qué decir? No estás solo en esto, si necesitas cualquier cosa me tendrás a tu lado.

  • Mañana será otro día, ya verás cómo te encuentras mejor.

La depresión no es un berrinche que desaparece tras consultarlo con la almohada. Dar falsas esperanzas provoca en la persona una presión que agrava la enfermedad.

¿Qué decir? Vive cada día con calma, yo voy a estar contigo los que haga falta.

  • Qué se le va a hacer, la vida no es justa.

La vida puede no ser justa, pero al decir esto estamos quitando importancia a los sentimientos de la persona depresiva en vez de ayudándola.

¿Qué decir? Lamento mucho lo que te está pasando, pero podemos salir adelante y vamos a conseguirlo entre los dos.

  • Sé como es eso, yo he estado deprimido también.

Cada persona es un mundo y no todos afrontamos las cosas de la misma forma.

¿Qué decir? Solo puedo imaginar lo que estás sufriendo, pero intentaré entenderte de la mejor forma posible.

  • Sal de fiesta y diviértete un poco.

La depresión no se cura saliendo de fiesta, y el agobio de las aglomeraciones sumado al alcohol puede empeorar la situación. Salir a pasear o a tomar algo de tranquis es una alternativa mejor.

¿Qué decir? No me gusta que estés sufriendo en casa solo. Tal vez nos vendría bien tomar el aire, ¿te vienes conmigo a dar un paseo?

  • ¿Cómo puedes estar deprimido si tu vida es perfecta y no te falta de nada?

La depresión no siempre está asociada a un suceso traumático o triste, puede aparecer de la nada, pero es grave igualmente. Es fundamental que la persona que la padece sepa que no infravaloramos sus emociones.

¿Qué decir? Lo siento, al no verlo venir no me di cuenta de que estabas sufriendo, pero ahora estoy aquí para quedarme.

  • Eres una persona fuerte, esto para ti no es nada.

Una persona con depresión se siente totalmente indefensa y débil.

¿Qué decir? Creo en ti, sé que puedes superarlo y estaré aquí en cada paso que des.

  • Deja de hacerte la víctima y autocompadecerte.

La lucha contra la depresión hace que la persona se encierre en sí misma, pero esto no es sinónimo de autocompasión. Estas palabras reforzaran la culpabilidad que ya siente.

¿Qué decir? Esto no es culpa tuya. Entre los dos vamos a machacar a la enfermedad.

  • Las pastillas te tienen embobado.

No le dirías esta frase a una persona que padece cáncer o una cardiopatía, ¿por qué decírsela a alguien con depresión? Las enfermedades mentales pueden ser tan dolorosas como las físicas, aunque no presentan los mismos síntomas.

¿Qué decir? Cuentas con la medicación adecuada, la ayuda de un especialista y mi apoyo.

  • No seas egoísta.

Las personas con depresión suelen ser muy duras consigo mismas, no necesitan que les derrumbes aún más con frases como esta.

¿Qué decir? Estas haciendo un esfuerzo inmenso, estoy orgulloso de ti.

  • Al final me vas a deprimir a mí.

Conseguir que una persona con depresión se abra es complicado. Si una vez lo has logrado le dices esta frase, lo único que vas a hacer es añadirle una preocupación extra y más sentimientos de culpabilidad.

¿Qué decir? En estas ocasiones un abrazo puede ser mejor que mil palabras.

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La depresión no es un signo de debilidad, sino una señal de que has sido fuerte durante demasiado tiempo.