Hay ciertas cosas en la vida, que aunque se pueden hacer todos los días del calendario, a mi me encanta hacerlas los días de lluvia.

Es cierto que todos amamos el sol, nos encanta levantar la persiana y recibir esos primeros rayos solares y disfrutar al aire libre de todos los planes que hemos organizado pero amigas y amigos, confesemos, sobre todo la gente del norte, que no podemos vivir sin ciertos días de lluvia al año. Llevamos la lluvia en nuestro ADN y la necesitamos. ¿Por qué adoramos los días de lluvia? Por cosas como éstas.

10 cosas que hago y por las que adoro los días de lluvia

 

Escuchar a Alex Ubago y cantar sus canciones a pleno pulmón

Cierto que cantar a dúo con Ubago es algo que podemos hacer todos los días del año pero yo no sé que tienen las canciones de este hombre que una las siente más cuando el cielo está nublado y las gotas de lluvia deslizan por los cristales. Esto es así aunque no haya un estudio universitario que lo demuestre.

Y sí, tenemos treinta y pico años pero en nuestro Spotify sigue sonando Alex de vez en cuando.

Y sí, acabo de ponérmelo ahora mismo.

 

Saltar en los charcos

Saltar en los charcos es terapia de la que cura.

Amo saltar en los charcos tanto como odio mojarme los pies por pisar baldosas sueltas.

Si hace años que no saltas en alguno, hazlo el próximo día que llueva.

 

Quedarse en casa

Hay veces en los que lo que a una le apetece es quedarse en casa pero si hace buen tiempo ahí fuera parece que cuesta un poco más por aquello de ¿y si mañana llueve? En un día de lluvia da menos pereza cancelar algún plan y no necesitamos más excusas para quedarnos todo el rato en el sofá.

 

El olor de la lluvia

Ese olor a tierra e hierba mojada que se queda después de la lluvia. No hay nada más que añadir.

Por cierto, he descubierto hace poco que el olor de la lluvia sobre la tierra seca se llama petricor aunque para mi seguirá siendo el olor de la lluvia por los tiempos de los tiempos.

 

Bañarse en el mar mientras llueve

Maravilla. Es una de las mejores sensaciones de la vida. Bañarse en el mar mientras llueve da vida. Es una de esas cosas gratis y de la que todos deberíamos disfrutar al menos una vez en la vida. Aunque te aseguro que si pruebas, repite.

 

Ver llover trás el cristal

Es insignificante pero también relajante. Una taza de café caliente entre las manos abrigadas con esas mangas de ese viejo jersey a lo Enrique Iglesias y ver las gotas deslizarse sobre el cristal podrá llevarte horas. Puede parecer una escena de película, algo que las personas no solemos hacer pero os aseguro que relaja, ayuda a pensar e incluso te reencuentras contigo mismo.

 

Hacer merienda-cena

Es uno de mis planes favoritos para los días de lluvia, alargar la hora de la merienda, adelantar la hora de la cena y disfrutar de un colacao calentito en taza de las grandes acompañado de sobaos, magdalenas, corbatas de Unquera o cualquier otro producto de bollería digno de mojar y remojar. O un bocadillo de varios pisos en pan de molde de crema de cacao. Carlos Ríos, espero que no me leas.

 

 

Bailar bajo la lluvia

Ponte tu chubasquero favorito, cálzate las katiuskas que tienes medio olvidadas en el armario y abre ese paraguas que te has comprado y tírate a bailar bajo la lluvia.  O sin paraguas. Topicazo. Pero hazlo.

 

El orbayu, poalla o xirimiri

Según de donde seas lo llamarás de una u otra manera pero estoy segura de que alguna vez te has calado hasta los huesos de esa lluvia tan, tan menuda que parece que no cala y terminas empapado.

Si eres del norte, este tipo de lluvia te hará recordar que estás en casa. Si eres de otra zona, relájate y disfruta de ella.

 

Acurrucarse en el sofá y disfrutar de una película o de un buen libro.

 

El plan perfecto. Y que se caiga el mundo si quiere ahí afuera.

 

Y como dicen los gallegos, se chove, que chova!