Llega un momento en todas las relaciones desgastadas en el que la bombilla se te enciende y lo ves claro: sabes que algo va mal, aunque al principio (y quizás durante bastante tiempo) te niegas a aceptarlo, te niegas a asumir la realidad y ver que ha llegado el momento de coger la maleta y marcharte. Pero  las excusas son muchas. Siempre he creído que, cuando hablamos de amor, somos todos un grupo de niños pequeños que quieren seguir creyendo en los Reyes Magos aunque hayan pillado a sus padres in fraganti poniendo los regalos debajo del árbol. Muchas nos empeñamos en querer arreglarlo todo, con ese particular Síndrome de la Madre Teresa de Calcuta que tanto me jode pero que tanto me representa.

Pero corazón, si solo eres feliz el 10% del tiempo que pasas con él, si has dejado de confiar en él, si la pasión se ha ido apagando…a lo mejor es el momento de dejarte de excusas.

1. Solo es una mala racha, luego estaremos como antes.

2. Ahora que tengo toda la rutina hecha, ¿cómo voy a cambiarlo todo de manera tan drástica?

3. ¿Cuánto tardaría en volver a conocer a alguien como le conozco a él?

4. Me dijo que solo pasó una vez, seguro que vuelvo a confiar en él como antes.

5. ¿Quién me va a querer si no es él?

(no sé si se capta el mensaje)

6. Él estuvo conmigo cuando yo lo pasé mal, tengo que aguantar.

7. Estar bien con él durante el 5% del tiempo compensa el 95% restante (de discusiones, celos innecesarios…).

8. Nunca se me ha dado bien estar soltera.

9. Le sigo queriendo, aunque sea de otra manera.

10. Me da miedo que se haga daño a sí mismo si le dejo.

11. El sexo sigue siendo genial, aunque ya no conectemos igual.

12. Tuve suerte de encontrarle, ¿quién más me encontraría guapa?

13. Si le dejo, acabaré estando sola para siempre.

14. No es que no quiera estar a solas conmigo, es que quiere que conozca mejor a sus amigos.

15. Mi familia lo adora, no puedo hacerles eso.

 

¿Te suena familiar? Ese “antes”, ese “no puedo hacerle eso”, ese miedo a estar sola…  BASTA.

Como decía Woody Allen, las relaciones son como un tiburón, si no nada constantemente, se muere. No hay un “antes”, nunca hay un “antes”. No puedes esperar que tu relación o tu pareja vuelva a ser la misma que era hace meses o años, porque las cosas no funcionan así. Nunca habrá un “como antes”, sino un “ahora” y un “después”.

Deja de decir que no puedes hacerle eso. ¿Hacerle el qué? ¿Dejarle sabiendo que es lo mejor para los dos? Deja atrás tu síndrome de Madre Teresa. Tú no estás aquí para sacrificarte por él, por tu familia, por todo el mundo…Tú has venido a este mundo a ser feliz, te MERECES ser feliz. SIEMPRE.

No tengas miedo de estar sola. No tengas miedo de empezar de cero. Al principio parece una montaña, pero poco a poco te darás cuenta de lo liberada que te hace sentir no depender de nadie. Aprende a quererte, a confiar en ti misma, a verte como eres: una puta sirena, una puta diosa, una mujer preciosa.

Y, cuando pase el tiempo, cuando vuelvas a estar preparada, encontrarás a alguien que quiera que no renuncies a tu independencia. Que no quiera que renuncies a ti misma. Alguien que no te exija, que no te imponga…alguien que, como dijo Pedro Salinas, te quiera “libre, pura, irreductible: tú”.