Resulta que me he echado un ligue al que llamaremos Pepito. Nos conocimos por unos amigos en común y empezamos a quedar día sí, día también. No sé donde acabará esto, pero lo que tengo claro es que soy medio boba.

Me explico. El otro día estaba masturbándome tan feliz. Acabé como siempre y limpié mi juguete favorito (todas tenemos uno que nos hace corrernos en cero coma, y aunque pruebes otros siempre acabas volviendo a ese). El problema es que al ir a guardarlo pensé lo siguiente:

«Ay, no lo voy a dejar en la mesilla no vaya a ser que venga Pepito esta noche, abra el cajón y se lo encuentre ahí.» 

¿Y SI ESO PASA QUÉ MÁS DA? Me dio mucha rabia haber pensado aquello, porque demuestra la represión interiorizada que sentimos las mujeres por vivir una vida sexual plena y libre. ¿Qué me da miedo de que vea mi vibrador? ¿Que piense que soy una guarra? ¿Que le deje de gustar? ¿Que se sienta intimidado? Pues si pasa eso, habré esquivado una bala, porque un tío que te juzga por tus hábitos sexuales no merece la pena. 

Yo me masturbo mucho para algunas personas, poco para otras, y disfruto corriéndome, tocándome y jugando con mis vibradores y objetos varios. Y sí, me jode pedir juguetes online porque me da vergüenza que me vean entrando a un sex shop. También me duele no haber ido nunca a un tupper sex por miedo a que me juzguen. ¿Quién me va a juzgar? Pues no lo sé, pero son ideas irracionales que la sociedad me ha metido dentro.

Id a un instituo cualquiera y pedid a los niños y niñas de 4º de la ESO que levanten la mano si se han masturbado alguna vez. Estoy segura de que el 80% de ellos la alzarán con orgullo mientras se rien, pero que una minoría de chicas tendrá el valor de reconocerlo. Lo triste de todo es que posiblemente a las que lo hagan después las llamarán guarras, y es que la sociedad nos educa desde pequeñas para que seamos puras y virginales y cuando ese molde se rompe nos juzgan y nos critican.

Las mujeres tenemos el mismo derecho a disfrutar del sexo que cualquiera, y es una verdadera lástima que se nos mire por encima del hombro cuando reconocemos masturbarnos porque «esas cosas no se dicen». Y sí, esto sigue pasando aunque estemos en pleno 2018. 

 

Anónimo

 

Envíanos tus artículos e historias a [email protected]