Mi trauma en la cama empezó cuando mi exnovio, un capullo de manual, me dijo que era bastante estrella de mar y mala en el follisqueo. A mí me parece muy bien compartir estas inquietudes con tu pareja, pero no lo hizo con mucho tacto y le cogí un poquitín de miedo al sexo.

Por suerte me puso los cuernos y lo dejamos (sí, doy las gracias a Thor por habermelo quitado de encima), y entonces yo empecé a practicar. Amigas, en el sexo como en el rascar, todo es empezar. 

Conocí a muchos maromos, algunos más majos que otros, pero de todos ellos aprendí una valiosa lección: a la hora de follar da igual el peso que tengas, la ropa que lleves o la cantidad de pelos que tengas en el chumi, lo que triunfa es la actitud de empotradora.

Poco a poco me he convertido en una empotradora. Perdón si suena flipada, pero después de tanto sufrimiento creo que me he ganado el título a pulso. Como todavía no hay un grado universitario en el que te enseñen a follar, he decidido recopilar todos mis conocimientos en este maravilloso artículo para que así vosotras, amigas mías, podáis volveros unas fuckers de la vida. ¿Preparadas? ¡Pues vamos allá!

1. Sinceridad, divino tesoro

Hay un truco que a mí me encantaba pero igual a vosotras os parece una mierda. Cuando estaba con un tío ya a puntito de darle al tema y me venían las neuras, le decía:

«Oye, te voy a decir algo… Un tío me dijo que era mala en la cama… Yo intentaré hacerlo guay pero bueno, te aviso.»

El 99,9% de las veces compartir mi inseguridad hacía que:

A. Yo me quitase presión y disfrutaba más del sexo.

B. El tío rebajase sus expectativas y al final quedaba más satisfecho que yo comiendo una hamburguesa en el BIG FIVE.

C. El tío se lo currase más a modo de «profesor sexual», lo cual me servía a mí para aprender algunas cositas.

2. Espejito, espejito…

Otro supertruco que me ha servido mucho y que sigo utilizando es ponerme el body lencero más sexy de mi armario, mirarme en el espejo, poner poses sexys y decirme a mi misma «te follaba». Es un subidón de autoestima tremendo.

Os aconsejo hacer esto SIEMPRE. Si salís de la ducha, miraos y poned pose de diva. Si vais a salir de casa, poneos frente al espejo y creeros una top model. Al principio pareceréis gilipollas, pero al cabo de una semanita os sentiréis lo más de lo más.

3. Estimulad vuestro cerebro (o que os lo estimulen)

Muchas mujeres son inseguras en la cama porque tienen parejas sexuales malas no, lo siguiente. Si tu novio es un cutre en la cama, normal que no disfrutes y que te rayes. Mención especial a esos tíos que creen que el sexo es «meterla, correrse y dormir». 

Aparte de darle más a la lengua y a los dedos, hay otra cosa muy importante cuando vas a follar: que te estimulen el cerebro. A mí me gusta que los tíos me digan lo mucho que les excito, lo que quieren hacerme, etc.; hace que me motive y que lo de todo en el sexo. Vamos, que se lo curren un poquito más, que yo no soy una muñeca hinchable.

4. Di lo que quieres, que tu ligue no es adivino

Que no te de miedo tomar la iniciativa y pedirle a tu ligue deseos, como si fuese el Genio de Aladín. A mí me gusta que los chicos sean sinceros en la cama y si les apetece probar algo nuevo o que haga algo de otra forma, prefiero que lo digan alto y claro. Por eso nosotras deberíamos hacer lo mismo.

Si te apetece cambiar de postura, probar un juguete sexual o que te coma el culo, just say it. Te prometo que no se va a asustar.

5. Mastúrbate sin prisas

Hay que aprender a aceptar nuestra sexualidad y enorgullecernos de ella. Mi consejo es que te masturbes, pero que lo hagas bien. A veces tenemos prisa y no está mal un dedo rapidito para liberar tensiones, pero no se debería convertir en la norma.

Coge tu juguete sexual favorito (o tus manos, o el chorro de la ducha, lo que prefieras), y tómate tu tiempo dándole bien a la imaginación. No tienes prisas, así que disfruta. Y de paso acaríciate, tócate los pezones, las orejas, el cuello. Si tu no estás cómoda follándote a ti misma en soledad, tampoco lo estarás en compañía.