Y si a vosotras nunca os ha pasado, OLÉ VUESTRO COÑO MORENO. (O rubio, o pelirrojo, o castaño).
Pero aquí las gordas corrientes y molientes solemos tener una voz maldita, que viene de las profundidades del Averno, para jodernos la marrana cada vez que nos disponemos a mantener el sexo. Así que, sin más dilaciones, pensamientos de mierda que puede tener cualquier gorda antes/durante/después de follar:
9 miedos que toda gorda tiene o ha tenido alguna vez al follar
1. Si me pongo encima, lo aplasto
Un clásico entre clásicos. Este lo tienes tú en la cabeza porque nos lo han metido a fuego, en las comedias románticas que se supone que hacen chistes, pero que tú te tomas como si fueran la palabra divina y te quedas traumada. Os voy a dar una pista: nunca se aplastan, nunca se mueren, nunca se asfixian. Ojalá tener ese superpoder de poder matar señores follando, pero siento decepcionaros, podéis poneros encima tranquilas que no se va a morir nadie.
2. Ay no, no me quiero desnudar
Aquí viene otra movida que no nos esperamos: si has llegado hasta el lecho con él… ¡SORPRESA! QUIERE FOLLAR CONTIGO. Es decir, que le gusta lo que hay, le gusta lo que ve y está dispuesto a dar el paso para descubrir qué hay debajo del envoltorio. Es más, no se va a esperar un cuerpo de mujer 90-60-90 cuando ha visto que pesas 10okg arriba o abajo. Sabe lo que hay y lo que no sabe, lo quiere descubrir.
3. ¿Podemos apagar la luz?
Claro que puedes, chocho. Es más, te aconsejo que lo hagas hasta que estés segura, a gusto y con ganas de lo contrario. Pero que sepas que con vistas el paisaje es mucho mejor, es otra experiencia religiosa totalmente distinta y si para llegar a eso, antes tienes que estar tentando a la suerte a oscuras, pues lo haces y punto. Ahora también te digo, una vez que pasas al lado de la luz, el darkside ya no lo vuelve a petar nunca más.
4. Ojalá no se fije demasiado en mis estrías, ni en mi celulitis…
Ni en mi piel de naranja, ni en mis pelos, ni en mis granos, ni en mi DNI… Voy a contar otro secreto, todas estas cosas no son exclusivas de gordas y le pasa a toda mujer, así de desgraciadas somos. También os diré que yo he tenido ese pensamiento todo el rato y absolutamente una cantidad de 0 veces alguien me ha dicho algo al respecto, ‘ay, no voy a follar contigo porque tienes celulitis’, ‘ay, qué asco estrías, ya no follo’. O sea, realmente es que qué esperamos que nos digan.
5. Cuando me quite el sujetador sale corriendo
Pues esa persona igual no sale corriendo, pero seguro que tú te resfrías cuando tus tetas toquen el suelo frío. Venga, por favor, que son tetas caídas, no el fin del mundo. Además seguro que así puede entretenerse en subirlas y bajarlas, que les encanta ese juego, de verdad de la buena.
6. Cuando me ponga a sudar lo inundo
Otra sorpresa: cuando se folla se suda. Pero todo el mundo eh, no es solo cuestión de gordas. Es que básicamente follar es como hacer deporte, si vas al gimnasio sudas, si follas también y aquí paz y después gloria. Gustito y fitnes, todo en uno.
7. Voy a esforzarme al máximo para que vea que lo sé hacer
Y esto está maravillosamente genial, pero vaya, que lo haces porque te apetece y tienes ganas, cualquier otro motivo que no sea ese está: mal. No haces la mamada de tu vida para demostrarle nada a nadie, la haces porque te gusta y la disfrutas, si no te gusta, no lo haces. Así, sencillo.
8. Como vea las manchas que tengo entre los muslos no me come el coño
Aquí ya me voy a poner un poco chunga: cuando te van a comer el coño, no están pensando en el color de tu entrepierna. Y si te la miran, se la va a sudar, porque lo quieren es comerte tu juicy fruit y no la cara interna de tu muslamen.
9. A ver si después de follar me deja
Pues mira, una cosa te voy a decir: qué de puta madre. Si se va y vuela lejos porque no le ha gustado tu físico desnudo, mejor que mejor. Es un claro gilipollas y te lo ha dejado claro desde el principio, ojalá todo así de fácil. Que tú te puedes quedar con la idea de que no eres suficiente, pero yo prefiero quedarme con la de que es gilipollas.