La depresión tiene muchas caras, muchísimas. Hablar de ella sin miedos ni tabúes es algo a lo que debemos aspirar, hay que poner esta conversación encima de la mesa para normalizarla, saber identificarla y así poder combatirla. Tenemos una imagen de la depresión muy anticuada, parece que todas las personas que la padecen tienen que estar encerradas en su habitación llorando 24/7 y sí, hay personas que sufren así de la depresión, pero también hay muchos más indicios y comportamientos.

Ante la más mínima duda es IMPORTANTE que acudas a un profesional

 

1.Cancelar planes a última hora. Está claro que se puede hacer, que a veces no nos apetece salir y tampoco pasa nada por cancelar y quedarte en casa cuando te apetece, pero cuando se hace de manera sistemática, cariño, algo está pasando y deberíamos ahondar para descubrir qué es.  

2. No quieres salir de la cama por las mañanas y te quedarías (o te quedas) horas allí. No estoy hablando de la pereza tonta, de tener sueño, de pensar en la siesta cuando ni siquiera te has levantado. Hablo de tener miedo de salir, de no querer hacer nada de lo que nos espera en el día, de que esto se repita cíclicamente. No querer enfrentarnos al mundo que hay fuera de nuestra habitación no es una buena señal. 

3. Te inventas cualquier movida para pirarte lo antes posible a casa. Cuando estás socializando o rodeada de tu gente, de repente te sientes fuera de lugar, no te apetece seguir ahí, te apartas y no aportas casi nada a la conversación y acabas inventándote cualquier cosa para poder huir a tu refugio y estar tranquila en casa. Cariño, algo pasa. 

4. Olvidas comer. Sin darte cuenta de repente no tienes horarios para sentarte en la mesa y simplemente se te olvida comer, no eres consciente de que tienes hambre o de que en una situación normal ya haría horas que te hubieras metido entre pecho y espalda un supermercado entero. 

5. Descuidas tu higiene personal. Y no lo haces queriendo ni mucho menos, simplemente no te das cuenta. Dejas de lavarte los dientes, pasan días sin entrar a la ducha, no utilizas desodorante… Son pequeñas señales que están ahí, que no reparas en ellas, pero que son un claro indicio de que algo está pasando. 

6. Estás irascible y te enfadas con facilidad. Sin venir a cuento te enfadas de la nada, estás irritada, te sientes atacada cuando alguien te comenta cualquier cosa, algo que en una situación normal te daría exactamente igual en este momento de tu vida te duele como si un puñal se te clavara en todo el centro. 

7. Tienes la casa manga por hombro. La descuidas, como haces contigo. Y es algo que hacemos sin darnos cuenta. Dejas de hacer la cama, de arreglar el sofá, de fregar los platos sucios, de tirar la basura… Descuidas tu ecosistema y cualquier tarea se te plantea un mundo. 

8. Sonríes mucho más de lo que haces de normal. Cuando te encuentras en sociedad te esfuerzas sobremanera para aparentar normalidad, para que todos piensen que todo está bien, te pasas la velada sonriendo y fingiendo que no hay ningún problema, cuando no es así. 

9. Te gusta estar a oscuras. Abres menos las ventanas, no dejas que la luz natural entre en casa, cuantas menos luces enciendas en casa mejor te sientes, la oscuridad te protege y te hace sentir a gusto. Spoiler: no debería ser así.