Tod@s habéis tenido contacto con la típica persona de ideas antiguas que suelta perlas como ‘esa falda es demasiado corta, vas provocando’ y demás memeces. Eso tiene la raíz en sus ideas del paleolítico, quiero centrarme en una pequeña categoría dentro de esta gente. Aquellos que condenan públicamente lo que ellos hacen o desean en privado, es decir, te dicen que para qué te maquillas o te arreglas a los 16 años, que solo vas zorreando y ellos a los 16 estaban casados y con su segundo hijo en camino, ironías de la vida.

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Son aquellas personas que piensan que la sexualidad es algo sucio, algo de lo que hay que avergonzarse, que hay disfrutar como un placer culpable de puertas para dentro y que no quede prueba de ello, más que un par de chiquillos y una familia perfecta, nada ‘turbio’. Desde aquí os mando un beso, y si es negro mejor.

La pasada semana tuve un enorme y hermoso chupetón en mi cuello, se veía de lejos y no se podía confundir con nada más. Recibí comentarios de lo más estúpidos y de gente de lo más inesperada.

 

Nadie tiene derecho de juzgar a una persona por la imagen que da.  ¿Acaso solo hay asesinos feos? ¿Acaso si tienes algo que se salga de la norma eres automáticamente el anticristo?

Lejos de tapar el chupetón de las muchas muchas miradas de superioridad moral que recibí lo lucí con orgullo. Ellos decían con la mirada ‘soy mejor que tú, mírame que puro y perfecto soy’, pero yo solo les oía ‘mírame que pena doy, soy un reprimido sexual, me gusta mearle a mi pareja encima en la cama, pero en la calle soy un señor, qué feliz soy’.

Puede parecer un ejemplo algo extremo pero el mensaje es el mismo. El sexo es algo natural, que todo el mundo puede hacer, no actúes como si fuese algo de lo que avergonzarte, disfruta tu sexualidad, ya verás como se te quita el mal humor. Quitemos el tabú de los temas innecesarios. Hablemos de mierda y folladas duras contra la pared. Hablemos de seres humanos libres y no encarcelados en una jaula de falsa decencia.