Sobre polvazos no hay nada escrito. Cada uno tiene su opinión al respecto y todas son aceptables. Sin embargo, hay algo que se mantiene en todos ellos: la confianza. En algunos casos se considera algo favorable y en otros todo lo contrario. ¿Hay una verdad verdadera?

Cierto es que cuando tienes confianza con tu pareja, todo resulta más cómodo (o al menos, debería). Sin embargo, cómodo no siempre es lo ideal. Cuando te imaginas a un tío potente, empotrador o simplemente a alguien que te saque todos los colores, no te lo imaginas en un escenario cómodo. Me explico: si me voy a montar una fantasía sexual que me entusiasme, lo primero que me imagino no es un tío en plan cómodo sentado en el sofá. Al menos yo.

Normalmente, en las fantasías sexuales suele haber un componente de suspense, de extrañeza. Algo picante, ese no sé qué que qué sé yo que sientes cuando conoces a alguien por primera vez y te pone. O cuando cruzas miradas con alguien que te atrae. La química. No es que la química se acabe porque sea tu pareja, no entremos en pánico. No se trata de eso. Pero sí es verdad que con tu pareja ya tienes unas ‘normas’ marcadas de cosas que te gustan o que no te gustan, cosas que soléis hacer y cosas que no o ciertas costumbres. Al fin y al cabo, el ser humano es un animal de costumbres y a veces, cuando el placer te llama, no te pones en plan imaginativo, vas a lo que vas porque ya sabes que va a estar bien. No hay nada de malo en ello.

Pero vayamos al tema que nos ocupa: ¿qué ocurre cuando no hay confianza? Jugamos en otro terreno. Cuando no conocemos a la otra persona, estamos ante una página en blanco. No solo podemos descubrir a la otra persona, sino que podemos descubrir nuevas facetas sobre nosotros mismos.

Cuando no nos conocemos, no juzgamos ni tampoco nos sentimos juzgados. Nuestra personalidad, nuestra historia, nuestro pasado y hasta nuestros gustos pierden importancia. Lo único que importa es el aquí y el ahora. Además, en un terreno tan concreto como el del sexo, es más fácil que el resto se difumine. Podemos centrarnos exclusivamente en el placer. No es necesario perder tiempo explicando, debatiendo, te gusta esto o lo otro… simplemente podemos hacerlo. Siempre podemos guiarnos por las respuestas corporales de la otra persona, experimentar y probar cosas nuevas. Algunas veces la confianza nos coarta. Sentimos la confianza como nuestra zona de confort, e igual que en otros aspectos de la vida, cuesta salir de él. Además, el sexo es cosa de dos, así que puestos a salir de la zona de confort, debe ser una decisión común. Quizá, al ver obstáculos nos conformamos y decidimos no probar. Pero ya sabéis lo que dicen: “fuera de tu zona de confort, ahí es donde ocurre la magia”. La sexual también.

 

Alba Nonstop