Me he preguntado varias veces si alguien ha querido morir a causa de ansiedad. Estoy bastante segura de que sí. Uno escucha y lee constantemente que las personas acaban con su vida a causa de la depresión, pero creo no haber escuchado nunca que alguien lo haya hecho por ansiedad. No es que quiera morir, porque no quiero, pero si siento a menudo, casi siempre, que vivir así es demasiado difícil, y me pregunto si simplemente sería más fácil dejar de hacerlo, dejar de existir.

La imagen mental que nos llega al pensar en ansiedad es una persona golpeando el piso repetidamente con la punta del pie, o quizás comiéndose las uñas, incluso arrancándose cabellos, pero la ansiedad es mucho más que esas manifestaciones físicas y obvias, la acción real ocurre tras bastidores, en la cabeza.  

La ansiedad es, en eventos rutinarios, que una llamada del teléfono perdida te arruine el día si no logras comunicarte luego, porque solo puedes pensar que uno de tus seres queridos ha muerto, o como mínimo algo malo les sucedió, y hasta que no logras saber el motivo de la llamada, imaginas que fue un incendio, o un accidente de coche, o un robo que terminó en asesinato.

Ansiedad es brincar de tu asiento cada vez que tu jefe pronuncia tu nombre, sin importar el tono en que lo haga, porque inmediatamente asumes que va a despedirte. Y en el par de pasos que te separan de su oficina, imaginas a tu familia enflaqueciendo gracias al hambre porque de pronto no puedes llevar comida a la mesa. Suena exagerado, ¿como si no hubiese más trabajos verdad? Pero esa es la peor parte de padecer ansiedad, no tener ningún tipo de control sobre la propia mente, sobre nuestra misma esencia. Uno empieza a resentirse a sí mismo cuando te das cuenta de que no funcionas correctamente, como si hubiese algo roto en el interior, y descubres que te causas más sufrimiento que cualquier otra emoción. Sufrimiento infundado además porque más del 90 por ciento de las cosas malas que imaginamos no llegan a suceder nunca. 

La ansiedad hace que dormir o salir de casa sea una auténtica pesadilla: ¿dejé la puerta abierta? ¿La cocina encendida? ¿Algún electrodoméstico podría explotar e incendiar la casa?

Es cansón escribir esto, imagino que ha de ser cansón leerlo, ahora imagina vivir con ello las 24 horas del día, e incluso en la inconciencia. Hace unos años murió uno de mis perros porque no tenía suficiente dinero para que recibiera atención a tiempo, fue hace más de dos años y aun sueño con él un par de veces a la semana. No sueños hermosos tipo que me recibe en el cielo batiendo la cola: revivo su muerte una y otra vez y peor aún, mi inconciencia añade cosas que no sucedieron, tengo la recurrente pesadilla de que murió de otras maneras más atroces, repetidamente…

¿Alguna vez has escuchado la expresión: «tu cabeza debe ser un infierno”? Es exactamente así como se siente vivir con ansiedad, es como ser preso de la propia mente, que está defectuosa, que tortura, y sin embargo es imposible escapar de ella.  

Anónimo

 

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