Los que fuimos adolescentes en la primera década del 2000 fuimos salvajemente castigados por la moda…No habrá un estilismo igual.

No creo que llegue el momento, como nos pasa con otras décadas, en que veamos nuestras fotos y digamos “¡Anda!, qué mono era ese pantalón que ahora está de moda de nuevo”.

Y por favor, que así sea. Que se quede en nuestros recuerdos y el ciclo de la moda se salte esa etapa y no vuelva jamás.

A los que nos tocó vivir la edad del pavo en esa época nos unen muchas cosas, lo más destacable es, como digo, la moda. Todos llevamos alguna de las siguientes cosas:

  • Mallas Nafta. Aquellas mallas de lycra o de algodón que no solo usábamos para los días en los que había Educación Física, sino para lucir palmito, y cuanto más horteras mejor.
  • Botas Art. Aquella monstruosidad que pesaba 1 kg cada una y por las que nos peleábamos con nuestras madres para ser poseedoras de ellas y que además de horrorosas costaban un riñón (Gracias mamá por librarme de esta).
  • Tenis/zapatillas Osiris. O la marca que fuera, pero lo importante es que fueran anchísimos y tuvieran una lengüeta bien grande para meterle calcetines por dentro. Lo de cuidar la salud de la pisada y tal…ya para otra década. Nos quedaban tan flojos que cuando echabas a correr con ellos se quedaba uno atrás con su calcetín.
  • Cazadora ignífuga o náutica. Estas eran las opciones para ir a la moda para chicos y chicas.
  • Sudaderas, jerseys y camisetas de las marcas más macarras del siglo. “Kill off”, “Rottweiler”, “DJ Band”, “Welcome to paradise”. En esta época las tiendas de diseño de camisetas se forraban cuando ibas a hacerte una imitación o a plasmar cualquier dibujo que saliera con una hoja de marihuana o un muñeco fumándose un porro (qué mal lo pasó mi pobre padre, policía de profesión y corazón, con esta moda).
  • Chaqueta Paul&Shark con pantalones Dockers para ellos. Podían vestirse con las sudaderas antes descritas un día y al siguiente ir así de pijos y seguir siendo los mismos macarras. Está demostrado que el hábito no hace al monje.
  • Pantalones de campana. No solo de campana, cuanto más cubrieran el calzado mejor (para eso se gastaban nuestros padres una pasta en las botas/náuticos Art. Para que no se vieran) y por supuesto debían arrastrar para mojarse bien los días de lluvia y acabar siendo un harapo calado hasta la rodilla, que terminaría por romperse al ser pisado por alguien. Y evidentemente el tiro debía ser mínimo, un par de botones bastaban para que no se vieran las partes pudendas, que si se veía un poco el tanga no pasaba nada. Que un pantalón llegara por el ombligo era absolutamente impensable.
  • Camisetas de lycra. Sin mangas, con cuello vuelto, de tirantes…la lycra era el tejido de moda sin duda.
  • Los chicos y su “coronilla”. Esos pinchos que se esforzaban porque quedaran firmes en la parte superior de la frente, y ya si era con unas mechitas rubias mejor que mejor.
  • En esa década “Giorgi Line” se debió hacer de oro entre sus coronillas y nuestras ondas bañadas en esta sustancia viscosa que peinábamos con un par de mechones cutres delante de la cara. Aunque había algunas privilegiadas que llevaban trenzas por todo el pelo con extensiones de colores que también costaban una pasta.
  • Minifaldas. Y tan minis…que no se distinguía entre ellas y los cinturones anchos que tan de moda estaban para llevar encima de los pantalones de campana y que no ejercían la función que tenían.
  • Polos con las banderas de distintos países. Las favoritas eran Italia, Francia y Brasil.
  • La riñonera de pana. El complemento perfecto, pero molaba más si se llevaba cruzada tipo bandolera.
  • Bolsos “sobaqueros”. Aquellos que eran ridículamente pequeños y una vez lo encajabas en su sitio, ahí se quedaban sin moverse a no ser que levantaras el brazo. Los de Roxy eran los más cotizados.
  • Gafas pastilleras Arnette u Oakley o gafas con cristales rosados con brillantitos con forma de estrella o corazón al más puro estilo de La Chica Dorada o Anastacia.
  • Los aros de plástico de colores, cuanto más grandes y llamativos mejor, a juego con los collares de bolas de plástico de colores.
  • Todo esto siempre decorado con unas cejas tan finas que eran casi imperceptibles (y que ahora tratamos de recuperar).
  • Y como no, haciendo referencia a «Un Paso Adelante», las más atrevidas copiaban la moda instaurada por Lola, y cortaban las medias por el centro y “los pies” para hacerse unas mangas sin hombros al mas puro estilo de “Morenita”.

Podría tirarme horas describiendo y recordando esta maravillosa, a la par que espantosa, moda…pero no quiero terminar sin recordar algunos hábitos que teníamos por entonces:

  • Ir a una discoteca, que hubiera fiesta de la espuma y ver a la gente con luz química de pesca en la boca brillando por ahí.
  • Llegar a casa y pasarte horas enganchada al fijo hablando con amigas. Y cuando no fuera necesario utilizar el teléfono (los módems de aquella no permitían hacer ambas cosas a la vez), conectarte al Messenger horas y ponerte «nicks» distintos cada día y enviarle zumbidos a quien no te hiciera caso.
  • Dar “toques”, “tonos” o “perdidas” a la gente para saber simplemente que te acordabas de ellos o enviar SMS llevándote un rato escribir cada letra, desde tu móvil Nokia o Ericsson.
  • Bajarte del Emule/Ares los temazos del momento (o descargarte sin querer cualquier otra cosa) y hacer CD’s recopilatorios con grandes decoraciones en ellos con los títulos de las canciones.
  • Hacerte fotos de «choni en el espejo”.
  • Se pusieron de moda grandes temas italianos remasterizados por los DJ’s del momento como Gabri Ponte o Prezioso. Fue la época en la que todos recordaremos los nombres como Giulia, Geordie o Mary. ¿Quién no cantó alguna vez “E gira tutt’intorno la stanza, mentre si danza, danza, e gira tutta la stanza, mentre si danza, danza” con su siguiente “chun chun chuchuchuchuchun” con la mano levantada?.
  • Y por supuesto muchos otros temas que nos dejaron los inicios de los 2000 que serán siempre la Banda Sonora de nuestra adolescencia como:
    Dilemma (Nelly ft. Kelly Rowland), Todavía (La Factoría), Princesas (Pereza), La madre de José (El Canto del Loco), Son de amores (Andy y Lucas), Happy Ending (Avril Lavigne), Volverte a ver (Juanes), Where is the love? (The Black Eyed Peas), Bring me to life (Evanescence), Crazy in Love (de la diva entre las divas Beyoncé) y como no…nuestros primeros «reguetones». Aquí aparecieron en nuestras vidas esos temas que nos harían bailar como ningún otro, desde Papi Chulo, pasando por «Hasta cuando» y llegando a la Gasolina.

En fin, inicios de los 2000, un trauma estilístico pero…¡cuántas cosas maravillosas vivimos!

Marta Freire