Resulta que como mi pasión por Quim Gutiérrez ya no es ningún secreto, una amiga se ha acordado de esta humilde fan del actor catalán y esta mañana me pasaba un enlace maravilloso en el que ponía que podía disfrutar de una mañana deportiva y un desayuno con mi queridísimo Quim.

El titular pintaba de lujo, lo malo es que, al pinchar en el enlace (enlace que también os dejo a vosotros, por si alguno se anima) descubrías el pastel: la mañanita con Quim Gutiérrez se vendía a muy buen precio, ni más ni menos que 50€. Mi primer impulso fue sentirme totalmente Abrahamer y gritarle al mundo ¡me da igual, tomad todo mi dinero, es Quim Gutiérrez, joder! Luego me di cuenta de que, a estas alturas de mes, ni siquiera tengo 50€*.

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Podría robar. Siempre he defendido que si yo fuera una madre pobre y no tuviera para dar de comer a mis hijos no vería mal entrar a un supermercado y mangar un par de cosillas. Pues yo estoy lo veo un poco parecido. Soy una mujer que no folla y tengo que alimentar a mi chichi, y joder, no se me ocurre mejor manjar que una mañanita con Quim Gutiérrez, se me iba a quedar el chichi henchido de felicidad para una temporadita.

Cuando terminé de leer todo el temita de la cita que se paga por adelantado me senté e hice una lista de contras y pros, que es una cosa que me encanta hacer. ¿Merece realmente la pena pagar 50€ por pasar una mañana de ejercicio y desayuno con mi adorado Quim Gutiérrez?

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El mayor pro: ver a Quim sudado. El mayor contra: Quim me verá a mí sudada. Vamos a ver, que estamos hablando de mí. Yo, haciendo dos horas de crossfit, running, baloncesto, y otros de los deportes favoritos del señor este. ¿De verdad quiero aguantar esa tortura solo para estar junto a él? Y lo que es más importante: ¿de verdad quiero que Quim Gutiérrez tenga que asistir al espectáculo de estos 100 kilos de cuerpo intentando hacer un abdominal? Por mucho que después nos llevasen a desayunar, yo no iba a salir viva de allí. Lo mejor que podía hacer era llegar al gimnasio y decirles a todos: «Quim, un beso, casi mejor os espero a todos en la cafetería. Toma, los 50€ y cinco más para que no te enfades». Y palmada en el culito.

Está claro que nuestro primer encuentro tiene que ser especial, y, sobre todo, digno. Yo en un gimnasio después de dos horas probablemente habría ya perdido toda mi dignidad como mujer, como persona y como ser vivo. Creo que es mucho mejor para los dos esperar a que Quim vuelva a venderse, a ver si la próxima actividad va de ir a visitar una fábrica de jamones o algo así.

*NOTA: En la fecha en que se publicó este artículo el precio de la actividad había bajado a 25€. A la gente le ha pasado como a mí, que no se atreve a pagar por mostrarse sudadas ante semejante hombretón.